Cuando todo sale redondo: Cine, teatro y ópera.

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Lo cierto es que tengo poco tiempo y menos en el peor trimestre del año para quienes trabajamos en áreas financieras pero la agenda cultural de este pasado puente me ha dejado tan entusiasmado que no puedo más que eliminar unas horas de sueño y dedicar un par de ellas escribir este post.

Me encanta quedarme el puente de la Constitución en Madrid. La ciudad se llena de turismo nacional que viene a ver la decoración navideña, a hacer largas colas para conseguir lotería en “Doña Manolita” o simplemente para realizar compras o visitar museos. Este año, la celebración de la Copa Libertadores (enhorabuena a los seguidores del River Plate) ayudó a poner la ciudad aún más patas arriba. Yo, aunque trabajé el día 7, aproveché el puente para darme un atracón cultural que me ha dejado entusiasmado.

Cine: Roma

El próximo 14 se estrena en Netflix la última película del mexicano Alfonso Cuarón, Roma, pero desde el pasado día 5 se puede ver en algunos cines seleccionados y teniendo los Verdi a un paso de la oficina, ni lo dudé.

La película es un emotivo homenaje del director a su infancia en el México de los primeros 70’s y en ella se retrata una época de importantes conflictos sociales en el país y se tocan temas como la pobreza o el machismo. El hilo conductor es ese enorme personaje de Cleo, inspirada en la nana que cuidó de Cuarón cuando era niño, que interpreta, con mucha fuerza, la novata (y magnífica en el papel) Yalitza Aparicio, que llena la pantalla cada vez que aparece.

Es la historia de una chica de servicio maltratada por la vida, pero muy querida por quienes conviven con ella en ese casoplón de la colonia Roma en México DF, lugar al que hace referencia el título de la cinta. La película, que técnicamente es perfecta, es de esas en las que no pasa nada más que la vida misma, con sus sobresaltos, sus alegrías y sus penas, pero todo ello muy bien contado e interpretado. No es una concesión al drama, ni una película que busque provocar nostalgia, es lisa y llanamente pura vida.

Roma_Verdi_Cines

Dadle una oportunidad, pero siento deciros que en Netflix no se verá ni, sobre todo, oirá como en los Cines Verdi, una de las mejores opciones para ver cine en versión original de la capital. Mucha gente se acordará de ella cuando en enero se conozcan las nominaciones a los Oscars, donde la película tendrá un lugar destacado en las nominaciones. El premio a la película extranjera lo tendría prácticamente asegurado sino fuera por la polaca Coldwar, otra de las obras maestras de este 2018. Cuarón parte con ventaja pues Roma ya se ha llevado el León de Oro del Festival de Venecia, El premio del cine independiente británico y el del círculo de la crítica de Nueva York, por citar los más prestigiosos dados hasta ahora.

Teatro: El Castigo sin venganza.

En uno de los libros divulgativos del profesor Santiago Posteguillo, flamante ganador del Premio Planeta 2018, recomendaba que no nos perdiésemos una representación de la obra de Lope de Vega cuando tuviésemos ocasión. Podemos leerlo, pero él recomendaba disfrutarlo en el lugar para el que se concibieron sus obras, un escenario.

Metro de Madrid y la publicidad que se encuentra en sus pasillos marcan muchas veces mi agenda cultural porque suele ser ahí donde me entero de los estrenos, exposiciones o espectáculos que se están celebrando o van a celebrarse en la ciudad. Tanto me emocioné cuando vi este cartel el 16 de noviembre que le hice una foto y se la mandé a mis contactos con un directo: “tenemos que ver esto”

El_Castigo_sin_venganza_metro

En Madrid tenemos una oferta teatral envidiable y también la suerte de poder ver teatro clásico con cierta facilidad. El remodelado Teatro de la Comedia, entre Sol y la Plaza Santa Ana, es la sede de la Compañía Nacional de Teatro Clásico que hasta el 9 de febrero está representando El castigo sin venganza, obra teatral que Don Lope De Vega escribió en 1631 y que casi cuatro siglos después, emociona igual que entonces.

Una vez que pasan los primeros minutos y el oído (y la cabeza) se han acostumbrado a los diálogos en un castellano que no suena al habitual, uno está preparado para pasar una hora y media en la Italia de finales del quattrocento y sufrir con el difícil triángulo amoroso que forman un padre, un hijo y la mujer del primero. Lealtad, poder, responsabilidad, deseo y una particular forma de impartir justicia es lo que encontramos en esta tragedia precedida de intrigas palaciegas y que es un reflejo de lo mejor y lo peor de la condición humana.

Mantengo que una interpretación es buena cuando solo ves al personaje y te olvidas del actor que lo encarna y eso es lo que sucedió la noche del sábado en el Teatro de la Comedia de Madrid. Aquí tenéis toda la información de un reparto muy acertado donde Beatriz Argüello, Casandra, Joaquín Notario, Duque de Ferrara y Rafa Castejón, Federico, son el trio protagonista cuyo dramatismo rebaja el cómico Batín, interpretado por Carlos Charparro.

Un teatro lleno que aplaudió a rabiar a todo el elenco y provocó el efecto, por lo menos en mí, de querer más. En próximos meses de programan La dama boba, también de Lope de Vega  y El desdén con el desdén, de Agustín Moreno que forman parte ya de mi agenda teatral de 2019.

Ópera: Turandot.

Aunque este año también se programen el Oro del Rhin de Wagner (Si, de Wagner), Falstaff y El Trovador, ambas de Verdi (¡Bien!), la que esperaba con más ganas de esta temporada 2018/2019 en el Teatro Real, era Turandot, la famosa última ópera, de hecho, la dejó inacabada, del grandísimo Giacomo Puccini.  Ha querido el Real acabar el año en que cumplía 200 a lo grande, con una de esas óperas imprescindibles del gran repertorio que en casi 15 años de afición no había conseguido ver nunca.

Teatro_Real

Puccini murió el 29 de noviembre de 1924 sin acabar una obra que está, siempre, entre las 20 óperas más representadas en todo el mundo año tras año. La terminó Franco Alfano, siguiendo las instrucciones anotadas por Puccini y se estrenó en el Teatro alla Scala de Milán el 25 de abril de 1926. Puccini dejó inconcluso el dúo final de amor y en su estreno, el famoso director Arturo Toscanini interrumpió la representación para explicar “Aquí acaba la ópera, porque en este momento, falleció el maestro”.

El libreto se basa en una fábula homónima de Carlo Gozzi que cuenta, en tres actos, una historia situada en Pekín que empieza con un Mandarín declarando que cualquier príncipe que desee casarse con la princesa Turandot tendrá que resolver sus tres enigmas. A los que fallen se les cortará la cabeza. El propósito de nuestro héroe, Calaf, será resolverlos y obtener como premio el amor de una princesa de la que se ha quedado prendado. Turandot contiene además una de las arias que está en todas las listas de reproducción que se llamen lo mejor de la ópera y que Pavarotti convirtió en su seña de identidad: Nessun Dorma. He escogido esta versión, descargada de cualquier artificio, de Jonas Kaufmann.

Aunque no tiene la popularidad de Tosca o La Boheme, es una grandísima ópera y supone, en parte, el final de la ópera italiana pues además de perder a uno de sus genios se perdía la esencia de todo un estilo de hacer música. Hay buenísimas operas en el siglo XX pero es difícil encontrar trayectorias tan impecables y homogéneas como las de Verdi o Puccini o que gusten tanto al público como las grandes óperas italianas del siglo XIX y principios de XX.

Muy recomendable asistir a las charlas que el musicólogo José Luis Tellez da antes de empezar la representación. Incrementa el interés por disfrutar de la obra y nos cuenta anécdotas sobre su creación. Obviamente cuanto empieza a hablar de notas y de un pase desde la sexta a la novena que está invertida (repito textualmente porque lo apunté) para mi es como si lo hiciera en mandarín, pero disfruto igual intentando entenderlo.

Charla_Turandot

Estará en el Teatro Real hasta final de año y tengo que escribir que mi sensación al salir es que había visto un espectáculo en el que todo funcionaba a la perfección. El reparto, el coro, la música, el austero montaje…todo resultó perfecto. Nada más salir del teatro y sin pensármelo mucho hice un top de mis 5 óperas favoritas, y aunque suene a principiante, fueron estas y por este orden.

Turandot (Puccini)

La Traviata (Verdi)

Tosca (Puccini)

Madama Butterfly (Puccini)

Y la quinta está entre Carmen (Bizet) y El Babero de Sevilla (Rossini)

Y aunque este orden puede cambiar constantemente (sigue siendo el mismo desde el domingo) ya me han catalogado como “verista” en cuestiones de ópera.

Un detalle del Real es dedicar todas las representaciones a la desaparecida Monserrat Caballé, soprano que brilló especialmente en la interpretación de los dos papeles femeninos de esta obra.

Tres propuestas culturales en un fin de semana rodeado de amigos y buena gente. ¿Qué más se puede pedir?

No puedo acabar este post sin otra foto de Madrid, no sería yo. El sábado, al acabar de ver la obra de teatro y después de dar una vuelta por el barrio de las letras, subimos a otra de esas terrazas que ahora abundan en Gran Vía, la del Hotel Emperador donde me tomé un delicioso pisco sour y saqué una (otra más) foto de mi calle favorita de Madrid.

Gran Via_Noche

Gracias por leerme

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