Marcos, Sergio e Iván cubiertos de gloria.

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“…Iván es un muchacho tolerante, y eso en materia de relaciones humanas es el peor de los defectos”

Estas últimas mañanas me encuentro con estos tres amigos en el suelo de la salida del Metro de Avenida de América por la calle Pedro de Valdivia. Ya estuve viendo, y así lo escribí en esta nueva etapa de mi blog, Smoking Room en el Teatro Pavón Kamikaze y el viernes 24 repetí en el mismo lugar para disfrutar de una nueva producción de Arte, de Yasmine Reza.

El PREVIO 

Un vinito en el Café Pavón, un sitio del que obtenemos una experiencia nueva cada vez que lo visitamos. Si la última vez nos sirvió para conocer al pianista James Rhodes, esta vez pudimos (La vergüenza y yo somos grandes desconocidos) tener una animada charla con Joan Matabosh, el director artístico del Teatro Real de Madrid, al que felicitamos por la temporada que estamos teniendo. Resulto ser un tipo afable y simpatiquísimo que agradeció el gesto y nos recomendó Street Scene del alemán Kurt Weill, uno de los experimentos (y no lo digo de manera peyorativa) que el Teatro Real nos propone de vez en cuando con desigual fortuna.

LA OBRA

Arte es una conocida obra de teatro de 1994 que se lleva representando desde entonces con regularidad y siempre con éxito. En 1998 se estrenó en el Teatro Marquina de Madrid una versión antológica, según los que la vieron, con los grandísimos Carlos Hipólito, José María Pou y José María Flotats que a su vez era el director. Se volvió a representar en 2009 y en 2010 y ahora 7 años después son Roberto Enriquez (Marcos), Cristóbal Suarez (Sergio) y Jorge Usón (Iván) quienes recogen el testigo para volver a poner sobre las tablas esta historia de tres amigos y un cuadro blanco.

Una genialidad  incluir en el programa a los tres protagonistas observando La Fuente (o más bien el  urinario) de Duchamp.

Sergio se compra un cuadro absolutamente blanco, algo que a Marcos le parece inconcebible, siendo Iván, más joven y a punto de casarse, quien servirá a los dos primeros para buscar un punto de apoyo frente al otro. El arte moderno genera, lo he vivido en mis carnes, unas discusiones tan pasionales que me parece fantástico que la obra lo use como pretexto para todo lo que rodea a una amistad. Al final el cuadro, el dichoso Antríos, es lo de menos. Podría ser un coche, una casa o un reloj ¿Cuántas veces cuestionamos lo que otros hacen con libertad porque nosotros seríamos incapaces de hacerlo? No por cobardía, sino por parecernos una locura sin sentido. Todos hemos vivido situaciones así, porque si lo pensamos bien, nos encontramos con que en algún momento de nuestra vida hemos sido Sergio, Marcos o Iván (o los tres a la vez).

No sé lo que habrán ensayado juntos estos tres actores, pero la química es perfecta. Desde le minuto uno resultan creíbles y para mí, que no la había visto representada, será difícil volver a ver a otros tres que haciendo estos papeles. Aplaudimos a rabiar y es tanto lo que me gustó que estoy pensando seriamente en repetir.

No suelo recomendar películas, escribo sobre ellas y luego dejo al criterio del lector si ir a verla o no, en el caso de Arte no me andaré con rodeos; es absolutamente recomendable ir a verla, serán los mejores 90 minutos de vuestra semana. Es contraproducente decir que te partes de risa porque luego puedes no mover un músculo de la cara, pero os aseguro que con carcajadas o sin ellas, Arte es de lo mejorcito que podréis ver en Madrid hasta el 7 de enero.

EL TEATRO

Hay una cosa que me gusta especialmente del Teatro Kamikaze: ¡Es el único que conozco que tiene “trailers” antes de empezar la función! Me encanta eso de que salgan los responsables a contarnos lo que hacen y lo que está por venir además de recordarnos que apaguemos nuestros móviles y de lo molestas (me parece increíble que haya que recordarlo) que resultan nuestras pantallas brillando en la oscuridad.

Han obtenido el Premio Nacional de Teatro en 2017 reconociendo la labor que hacen y la adhesión de un público que les es muy fiel gracias a las propuestas, más allá de lo que es un teatro convencional, que se ofrecen en este espacio. Es muy loable que Miguel del Arco (director de esta producción de Arte), Aitor Tejada, Israel Elejalde y Jordi Buxó decidieran hace poco más de un año alquilar el Teatro Pavón, que había sido sede de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, y arriesgarse con un proyecto que podía ser inviable económicamente pero que está renovando la escena de la ciudad.

Con Juicio a una zorra, de Miguel del Arco, con Carmen Machi de protagonista, fue con la obra con la que yo conocí un proyecto del que a través de la propuesta “Ser Kamikaze” puede formar parte cualquier amante del teatro. Recordemos que es una iniciativa privada y por lo tanto necesita de financiación por eso me parece muy bueno eso de que vendan las entradas sin comisión, pero con la posibilidad de sumar una aportación que vaya a ocupar las arcas de un lugar pensado por y para la difusión de la cultura.

EPÍLOGO 

La experiencia fue tan satisfactoria que los cinco amigos, a los que no nos quedaron ganas de discutir, nos sentamos en la taberna-restaurante Cubiertos de Gloria, en la esquina de la calle Toledo con Puerta Cerrada ( 100% Madrid) a disfrutar de una burrata que estaba para llorar y de unos bocadillos de calamares gourmet (con pan negro) que nos sorprendieron. Todo ello muy bien servido, ¡gracias chicos!, y con un cartel que justo detrás de nosotros rezaba: Madrid me gusta.

Cómo dicen los cursis: muero de amor. ¿No quedaría perfecto junto a ese Madrid me mata que publicaba hace unas semanas?

EL EPÍLOGO DEL EPÍLOGO

He añadido a mi vocabulario la expresión laxitud viperina y estoy deseando encontrar el momento de usarla

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