Sábado Gigante era un programa de Univisión que presentaba el chileno Don Francisco (se llama en realidad Mario Luis Kreutzberger Blumenfeld) y que se podía ver en España en aquellos tiempos dorados de las antenas parabólicas. El programa era un magazine que duraba una eternidad y en el que cabía de todo. El término Sábado Gigante lo he incorporado a mi forma de hablar cuando un sábado, como el que pasé hace dos semanas, incluye tantos planes que parece no acabar nunca: un concierto, dos restaurantes, una “gintoneria”, un espectáculo de monólogos y un momento bizarro. Podría haberlo titulado Todo en un día, como la famosa película, pero Sábado Gigante, me gusta mucho más
Nota: este post estaba pensando para la semana pasada, pero dentro de dos días hay un macro-puente en la ciudad y os puede ayudar a hacer un buen plan.
10.00 H DESAYUNO.
Ya he comentado otras veces el placer que supone para mi desayunar en Lekker, en Villaviciosa de Odón, donde ya ni tengo que pedir lo que quiero: una barrita de pan de centeno, un café con leche y un zumo de naranja mientras hojeo la prensa. La felicidad absoluta.
11.30 H APERITIVO.
Una vez al mes se celebra en el Auditorio Nacional de Madrid un curioso evento llamado Bach Vermut que consiste en asistir a un concierto y luego tomarse algo en el propio Auditorio mientras suena, en el caso de aquel sábado, un grupo de Jazz tocando música de Bach. Aunque había estado muchas veces en el Auditorio nunca los había hecho con una propuesta tan original.
Tuve la oportunidad de ver por primera vez tocar el impresionante órgano que preside la sala principal. Iveta Apkalna, la organista Letona encargada de dar el concierto, nos dejó gratamente impresionados con los temas de Bach, Philip Glass y el francés Thierry Escaich. Desconocía la cantidad de movimientos que con los pies y las manos se deben realizar para tocar este instrumento. Era ciertamente agotador ver mover sus pies, sobre todo con las obras contemporáneas que tienen pocas notas, pero infinitas repeticiones y cambios de tono.
Desde el final del concierto, que empezó a las 12.30 y duró una hora, hasta un poco antes de las 3, el hall del Auditorio se convirtió en un divertido mercado amenizado con el comentado grupo de Jazz. El 19 de mayo vuelve a haber otro Bach Vermut, un muy recomendable plan de sábado por la mañana
15:00 H COMIDA.
El homenaje de la jornada era comer en un restaurantazo de esos que hay por Madrid. Rocacho está en la muy coqueta Padre Damián. Un lugar muy acogedor, bien atendido en el que pasamos una larga comida. Especializado en arroces, por eso que el día iba a ser largo y la digestión debía ser algo más ligera, elegimos carnes y pescados.
No es la opción más económica de la zona, pero si no te pasas con el vino y tienes en cuenta la calidad del producto, el precio es el común de un restaurante de este tipo en Madrid. Un 10 para la mayonesa de la ensaladilla, de verdad que me dejó impresionado.
17:00 H SOBREMESA.
La Gintonería del Candilón está al principio de la calle General Perón, que tenía las terrazas a reventar por el buen tiempo que por fin había llegado. El lugar tiene un aspecto retro nada forzado, es decir, no es como esos cien mil locales con bombillas incandescentes que te encuentras ya por todo Madrid. Tiene aspecto de pub inglés de toda la vida al que con elementos industriales le han dado otro toque. Un sitio muy acogedor para tomarte una copa tranquilo.
Es ver que hay cocktails y yo pido uno. Un 10 tomarse un Daiquiri de fresa rodeado por amigos en un sitio tranquilo y acogedor que invita a la conversación. Es difícil diferenciarse en un Madrid con tanta oferta, pero es una buena opción en la zona en la que se encuentra y juegan con la baza de un local agradable, copas bien servidas y sin música estridente.
Hora indeterminada entre las 18.50 H – 20.00 H : LA BIZARRADA.
Donde debería ir “La Merienda” viene la bizarrada. Había que hacer tiempo para llegar a la cena y al momento final de la noche y dispuestos a tomar un taxi que nos llevase al centro ¡zas! uno dijo la palabra ¡BINGO! Y unos cartones nos echamos.
Partamos de la base de que detesto jugar dinero. Mucho me cuesta ganarlo como para perderlo jugando en un casino o bingo. Por supuesto que no tengo nada en contra de la gente a la que le gusta el juego, pero no es lo mío. Después de mostrar el DNI y entrar a la sala, me quedé alucinado de que el lugar estuviese lleno. Ni una mesa para sentarnos los 4 que estábamos disfrutando de este esplendido sábado, así que compartimos mesa con una señora muy bien peinada (exceso de laca había en la sala) que parecía estar sola.
Nos prometimos, y por poco lo cumplimos, no jugar más de 10 euros cada uno, aunque al final jugamos 6 cartones. Cada turno era un show porque esa no era, definitivamente, nuestra tarde de racha. La conversación con nuestra compañera de mesa, que hasta nos invitó cuando cantó línea, era para enmarcar:
– “El próximo son 2000 euros pelaos” (para mí los quisiera)
– “Seguir una serie (5 cartones que contienen todos los números) es sencillisimo” (yo no controlo ni siquiera un solo cartón, como para controlar una serie de ellos)
Cada hora el Bingo Canoe tiene un super bingo de 1000, 2000 (el de los euros pelaos) e incluso uno de 10.000 euros por lo que empecé a entender lo llena que estaba la sala. Perdimos todo, pero nos echamos unas risas. 2000 euros pelaos es ya una de mis frases de referencia.
21.00 H CENA.
En plena digestión de comida y copas, nos fuimos al restaurante donde teníamos reserva para cenar. Lorena volvió a demostrar su buen ojo al elegir La Hojaldrería, en pleno centro. Un restaurante muy pequeño lleno de encanto y que mantiene parte de los elementos de lo que hubiese en ese local en el pasado.
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Fabuloso wellington |
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Fabulosos dulces |
Dulces y salados que tienen al hojaldre como protagonista. El plato estrella es la hamburguesa Wellington, un pequeño majar que por 16 euros te deja de lo más satisfecho. Repetiré por la atención recibidas, por la comida y por los postres: tiene una tartaleta de frambuesas con crema de chocolate blanco que te hace saltar las lágrimas. Ya estoy publicitando el restaurante entre todos mis amigos y sé que hay alguno que ya ha reservado para el sábado.
23.30 H ESPECTÁCULO
No he visto ningún capítulo de la serie Narcos. Supongo que siempre he tenido otra cosa mejor que hacer o que la temática, pese a las buenas críticas, no me apasiona. En cualquier caso y como es imposible vivir en una burbuja, sé quiénes son los actores de la serie y también esa famosa frase que dice: plata o plomo.
Risa o Plomo es un espectáculo en que los humoristas y monologuistas Jorge Campoy, Raúl Fervé y Raúl Massana utilizan como hilo conductor los personajes de la serie para introducir sus monólogos. Durante algo menos de 2 horas asistes a un espectáculo bastante voluntarioso en el que encuentras auténticas joyas del humor, como es disertación de la música indie (que me hizo llorar de la risa) de Massana o sobre los tópicos andaluces, ahora que conozco aquella tierra mejor, que cuenta el jerezano Jorge Campoy.
Los tres hacen un espectáculo bastante entretenido que encantará a quienes sean fans de los monólogos y aunque ese no es mi caso, yo me divertí. Junto a nosotros había un señor que no movió un músculo de la cara en las dos horas y sin embargo la chica que estaba delante de mi casi le da un ataque de asma riéndose. Para los interesados, repiten el próximo 25 de mayo en Madrid.
Fue una magnifica forma de acabar un día redondo en todos los sentidos. Los sitios fueron geniales, pero me quedo con mis manos manchadas de rotulador, mi boca seca de tanto hablar (no seáis mal pensados) y la compañía de Lorena, Marcos y Josema: ¡qué cuatro patas para un banco!
Gracias por leerme (Este me ha quedado, diario, diario, diario) Madrid me mata, pero me deja tan a gusto…¡Que vivan los sábados gigantes!
El placer fue todo nuestro! Esperando repetir pronto otro plan tan original y divertido como éste. Enhorabuena por el post Maxi. Escribir y leer son dos grandes pasiones para los cuatro integrantes de este sábado gigante! Sigue así. Nos leemos 😉
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