Una mañana de museos y tres exposiciones

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El pasado fin de semana tuve la oportunidad de disfrutar de tres exposiciones que están a punto de acabar y que hubiese sentido haberme perdido. Ya empieza la nueva temporada y aquellas que han estado presentes en nuestro kilometro de arte durante los meses de verano van acabando y dejando espacios a las que vendrán.

Museo Nacional del Prado.
Exposición: Velázquez, Rembrandt, Vermeer. Miradas afines.
Del 25 de junio al 29 de septiembre de 2019.

Cualquier exposición que tenga en el titulo a Diego Velázquez tiene garantía de éxito así que había mucha afluencia para disfrutar de esta comparación entre diferentes pintores españoles, con el mencionado a la cabeza, y sus coetáneos holandeses, todos ellos excelentes exponentes de la historia del arte en el siglo XVII.

Una frase al terminar la exposición resume a la perfección el espíritu de esta, es de José Ortega y Gasset: La unidad de la pintura de occidente es uno de los grandes hechos que hacen manifiesta la unidad de la cultura europea. Las 72 obras expuestas, procedentes del Prado, el Rijksmuseum, la National Gallery o el Metropolitan, entre otros, confrontan el arte español y holandés para demostrar que no son divergentes y que los muchos rasgos comunes los convierten en algo que va más allá de la cultura de un solo país.

Por supuesto se alude a la ocupación de los Países Bajos por parte de la Corona Española y al enfrentamiento que supuso la Guerra de los Ochenta Años (1568 -1648) e intenta desmentir que esa ruptura (que tuvo como consecuencia la independencia de los primeros) supusiese un enfrentamiento artístico, confirmando que se ha exagerado el carácter nacionalista de unas pinturas que son similares en forma y fondo. Aparecen juntos dos cuadros, Vista del jardín de la Villa Medici de Roma h.1630, Diego Velázquez y Vista de casas de Delft (La Callejuela) h.1658, Johannes Vermeer, que son muy parecidos pero pintados en lugares muy alejados y por pintores que nunca se conocieron. Lo mismo pasa con la comparación menos obvia de otros cuadros de la exposición.

Una muestra interesante y muy didáctica en la que tenemos la oportunidad de ver obras que están en otros museos y que sirve para que, sin ser expertos en arte, sepamos ver los rasgos comunes de artistas claves en el desarrollo de la cultura europea. Como ya he comentado, no solo están presentes los 3 mencionados en el título de la exposición, sino otros artistas de la época, lo que nos permite observar que las similitudes afectaban a todo el ámbito cultural de ambas sociedades: A Diego Velázquez, Rembrandt van Rijn y Johannes Vermeer, se unen Frans Hals, Jan Steen, Ter Bosch, el Greco, Murillo, Ribera, Zurbarán y otros tantos.

¿Y cuándo acabamos la exposición?

Pues el Museo del Prado tiene muchos sitios donde perderse, pero si las salas del Goya, Velázquez, el Jardín de las Delicias o los pintores italianos del renacimiento están a reventar, algo muy común un sábado de lluvia donde hasta a los que no les interesa nada el arte se meten en un museo, un buen refugio es mi zona favorita, la que merece cada año la pertenencia  al club de amigos del museo: las salas del siglo XIX con sus enormes cuadros y mucha más tranquilidad.

Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.
Exposición: David Wojnarowicz. La historia me quita el sueño.
Del 29 mayo al 30 septiembre de 2019.

De las tres vistas ese día, esta es la que más me toco el corazón. Solo conocía el nombre y alguna de las obras de este artista gracias a algún libro de arte pop pero la estupenda retrospectiva que le ha dedicado el Reina Sofía ha hecho que me interese más por su obra y por la persona de David Wojnarowicz (Nueva Jersey, EE. UU., 1954-Nueva York, EE. UU., 1992)

Activista homosexual fallecido por complicaciones derivadas del virus del sida, utilizó la fotografía, el collage, la escritura y la pintura para exponer la crítica a la sociedad en la que vivía y exponer su pensamiento político. La muestra del museo, enhorabuena al comisario, es muy extensa y, seguramente, una oportunidad irrepetible para conocer a una figura interesantísima de la ultima parte del siglo XX.

Me quedé enganchado a sus obras, sobre todo las pinturas, y a las ideas que quería expresar con sus instalaciones. Las cartelas de cada obra y las introducciones de cada sala son clave para entender la obra, para ponernos en el lugar en el que fueron creadas y entender lo que al artista le tocó vivir. Tuvo una existencia atormentada y leyendo un breve resumen de su biografía podemos ver lo difícil que era la vida para todo un colectivo hace tan solo 50 años.

Algunas obras me impactan por trasgresoras y me llevan a los mismos escenarios que estoy descubriendo de la contracultura de aquellos años, una respuesta impulsiva e irreverente contra lo todo lo establecido que ahoga a quien es diferente. La historia me quita el sueño o la serie de fotografías Arthur Rimbau en Nueva York invitan a buscar una interpretación propia antes de saber nada de las obras, como para intentar saber que pasaba por la cabeza del autor cuando las creó.

Tanto me gustó, que estoy hasta pensando en repetir. Todo lo que tenga que ver con el arte de la ciudad de Nueva York entre finales de los 70 y principios de los 90 me tiene fascinado. Recomendable, no, lo siguiente.

¿Y cuándo acaba la exposición?

Hay quien no la aprecia porque ni la entiende ni quiere llegar a entenderla, pero la colección permanente del museo es una maravilla. Se divide en tres partes y es fundamental para conocer lo que ha sido el arte desde finales del siglo XIX hasta hoy. Si sois asegurados de la Mutua Madrileña y presentáis la tarjeta, la entrada en gratuita. No tengo una preferencia especial en este museo: todas las salas me resultan igual de interesantes y el edificio en sí ya es una joya.

Museo Nacional Thyssen-Bornemisza.
Exposición: Balenciaga y la pintura española.
Del 18 de junio al 22 de septiembre de 2019.

Cristóbal Balenciaga Eizaguirre (1895 -1972) fue, y sigue siendo, el modista español más importante de la historia. Coetáneo de Coco Chanel y Christian Dior, fue un maestro indiscutible de la alta costura y muy famosas son imágenes de grandes artistas del Hollywood de los 50 y 60 con sus modelos. Una retrospectiva de su trabajo y la reivindicación de su arte por un gran museo siempre es motivo de celebración.

Balenciaga y la pintura española vincula la creación del modista con la tradición de la pintura española de los siglos XVI a XIX y se trata de, cuesta creerlo, la primera dedicada al maestro en casi 50 años. Se reúnen 90 diseños con una importante selección de cuadros de Murillo, El Greco, Goya, Madrazo o Zuluaga entre otros. No conocía la influencia que el arte tuvo en el modista y desde ese punto de vista la exposición es muy interesante pero determinadas conexiones, muy acertadas en lo estético, las veo muy pilladas por los pelos en lo conceptual. Cuesta creer que, por muy similares que sean los colores, dos espectaculares vestidos, uno amarillo y uno azul, tengan algo que ver con el cuadro de El Greco que lo acompaña, con dos figuras vestidas en los mismos colores. El conjunto es visualmente impactante pero la relación no parece ir más allá.

No es un apunte negativo, en absoluto, la exposición es excepcional y los responsables han tenido un gusto exquisito al combinar vestidos y cuadros, pero he echado en falta algo más de Balenciaga, de su proceso creador y de la historia detrás de algunos de sus más emblemáticas creaciones. Comentamos a la salida que una exposición así no hubiese tenido la misma repercusión en el Museo del Traje y quizás sea verdad, un Museo como el Thyssen y la colocación de magnificas obras de arte es un reclamo mayor.

Me llamó, eso sí, la atención el público, tanto es así que podrían haber puesto un hashtag directamente en el título de la exposición: hacia tiempo que no veía tantos instagramers juntos, mirado desde ese punto de vista, ¡Bravo por el museo! Muchos jóvenes impresionados con la moda habrán tenido la suerte de ver joyas del arte universal y algo se les habrá, espero, quedado.

¿Y cuándo acaba la exposición?

Como en los dos anteriores casos, la colección permanente del museo es otra maravilla que le debemos al desaparecido Barón Thyssen y a su esposa, la fabulosa Tita Cervera, que puso a disposición de todos los madrileños una colección realmente espectacular. Naturalmente, como enamorado que soy del siglo XX, nunca me pierdo las últimas salas del museo, las que están en la planta baja y que tienen esta maravilla de la que nunca, nunca, nunca, me canso…

Mujer en el baño

Roy Lichtenstein
1963
Óleo y Magna sobre lienzo. 173,3 x 173,3 cm
Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid
SALA 48

Todas las fotografías son mías tomadas en los 3 museos. El mapa es un recorte de Google maps.
Gracias por leerme.
Gracias por compartirme.

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