En julio de este año se cumplirán 30 de mí primer concierto de Madonna. Aquel fue el verano de Vogue (que también cumple 30 años) y de su muy recordada gira Blond Ambition Tour. Soy de los que no se ha bajado del carro y sigue fiel, año tras año, la estela de una mujer que sigue siendo muy importante, pese a quien pese, en el mundo de la música.

La he visto ya en varias ocasiones. Además de aquel concierto en el ya desaparecido Vicente Calderón, estuve en la apertura de su Drowned Tour en 2001 en Barcelona, llegué a ver 3 veces, en Madrid, Barcelona y Valencia, su Sticky and Sweet Tour (2008-2009), viajé hasta Coimbra para ver el MDNA Tour y la última vez a Amsterdam para disfrutar del Rebel Heart Tour. Cuando se anunció su nueva gira de conciertos me desanimé ante la dificultad de encontrar entradas y las fechas que se proponían para sus primeros espectáculos así que asumí que no la vería en la presentación de su último disco (para mi ha ido ganando con cada escucha) Madame X
Pero yo tengo en Manuel (el ya sabe quién es) un ángel de la guarda en temas relacionados con esta señora. El fue quien encontró no una, sino hasta 4 entradas para disfrutar del concierto que abriría la parte europea de su gira. El lugar era Lisboa y aunque nunca se necesitan excusas para visitar al país vecino ¿no resultan Lisboa y Madonna una combinación perfecta para un fin de semana?
La amenaza de cancelación, tras la anulación de sus últimos shows en USA, siempre estuvo presente pero decidimos correr el riesgo de todas maneras y nos pusimos en marcha para recorrer los 600 KM que separan nuestro querido Madrid de la capital portuguesa, acompañados en todo momento por la extensa discografía de la diva.
MADAME X TOUR. Madonna
LISBOA. 12 de enero de 2020
Horas previas
Dimos una primera vuelta por Lisboa para comer y situar el concierto que veríamos el día siguiente. En el Coliseu dos Recreiros estaba todo listo para recibir a la diva en el primero de los 8 conciertos que durante el mes de enero dará en al ciudad. Una enormes banderolas de color verde anunciaban la estricta política de telefonía móvil para el evento.
Los móviles deben apagarse o ponerse en silencio y depositarse dentro de un sobre imantado que se abrirá una vez acabe el show. Al margen del tema de protección intelectual, es una forma de facilitar el visionado (como se hace en óperas o en obras de teatro) de un espectáculo en un recinto de mediana capacidad, unos 4,300 espectadores.

Lisboa no es precisamente una ciudad con pocas cosas que hacer, así que una vez localizado el teatro dedicamos las 24 horas siguientes a disfrutar de una ciudad sin el estress de una primera visita. Como tantas otras, Lisboa es más para vivirla que para visitarla como turista.
El concierto
Antes de todo, obviamente no hay imágenes del concierto a continuación, ni contenido que no se pueda compartir. La información del set list se encuentra publicada en Internet pero para quienes no quieran saber nada este es el punto donde dejar de leer.
SPOILER
Madonna ya anunció que se trataba de una gira especial en teatros, y no en grandes estadios o pabellones dedicados a la música. Al sentarnos nos sentimos un poco como en el Circo Price de Madrid, unas dimensiones similares con un escenario que nada tenía que ver, en tamaño, a los de anteriores giras de la cantante.
Antes de su aparición, con menos retraso que nunca, un pequeño grupo de músicos amenizaba el ambiente alternando música portuguesa y temas clásicos de la cantante con la delicadeza de los instrumentos que se utilizan para los populares fados portugueses.
ACTO I
Vemos una silueta escribiendo a máquina que acompaña a la impresión de versos de Dark Ballet (que sonará después) antes de que comience la canción God Control, un auténtico bombazo con mensaje que puso a todo el mundo en pie y no lo sentó hasta muy entrado el concierto. A continuación suenan la mencionada Dark Ballet y Human Nature, tema de Bedtime Stories (1994) que siempre ha disfrutado cantando. Se trata de la primera de las (pocas) concesiones que hará a su espléndido pasado músical. La escenografía muestra una nada sutil presión de los poderes hacia la libertad del artista, algo en lo que Madonna siempre ha sido una abanderada.
Sus hijos pequeños entran en escena y cuando ella pide que se dirijan al público uno de ellos (estaba lejos para ver cual) espeta un tajante «God is a woman« que arranca los aplausos de la muchedumbre y que se establece como una declaración de principios de lo que será la noche. «Ser madre es mi mejor papel»
Suenan extractos de Express Yourself y Papa Don’t Preach pero yo nos los consideraría números en sí, sino dentro del desarrollo de la introducción hablada (muy hablada) al espectáculo. Agradece a todos los presentes que estén allí y se alegra, parece sincera, de poder estar ofreciendo en concierto tras el abrupto cierre de la gira norteamericana.
La cosa va bien.
ACTO II
El concepto del disco y de la gira se explica en este manifiesto que ella público y compartío en el lanzamiento del disco y con ello se abre la segunda parte del concierto.
Madame X is a secret agent
Traveling around the world
Changing identities
Fighting for freedom
Bringing light to dark places
She is a cha cha instructor
A professor
A head of state
A housekeeper
An equestrian
A prisoner
A student
A teacher
A nun
A cabaret singer
A saint
A prostitute
Suena Vogue, en la misma versión que la hizo famosa hace 30 años. Un buen número que continúa con su heredera natural de esta era y una de mis favoritas de Madame X, I don’t search, I find.
La sorpresa llega con American life, uno de sus singles menos exitosos y gafados desde el principio por un lanzamiento que además de verse afectado por las circunstancias del momento fue ferozmente criticado allá por 2003 cuando se lanzó. «God bless america» es la frase que suelta antes de interpretarla para satisfacción de los que somos muy fans de la diva y guardamos un pedacito de nuestro corazón aquel disco que algunos califican como menor.
Incluir esta canción sumada a la puesta en escena del primer acto, avisa al espectador de que está ante el espectaculo más reivindicativo y politico de la diva, con arengas a Trump incluidas.
ACTO III
Un nuevo interludio, con bandera norteamericana sobre ataud, da paso a uno de los momentos más bonitos de la noche. La aparición de grupo de mujeres de Cabo Verde que dan vida a Batuka, otra de sus últimas canciones.
Comienza un sentido homenaje a la cultura musical portuguesa. Avisando de sus posibles limitaciones cuando anuncia que va a cantar un Fado, contesta con un «no os emocioneis» a una audiencia entusiasmada con este hecho. Suenan en este bloque, la parte más folk del concierto, Fado Pechincha (de Isabel de Oliveira), Killers who are partying, Crazy y Sodade (de Cesària Évora) que canta acompañada del músico Dino D’Santiago.
El bloque la cierran Medellín, con Maluma en pantalla, y Extreme occident.
ACTO IV
Abre un número de danza, muy bueno, mientras suena un recitativo de Rescue Me, segundo inédito de su primer recopilatorio Immaculate Collection del que nos acordábamos cuatro, que da paso a uno de los mejores momentos de la noche: Frozen.
Uno de las mejores canciones de toda la historia de Madonna tiene un número que está a la altura de su calidad. Algún día verá la luz para el público en general y podrá quedarse, esta actuación, como una de las mejores versiones hechas sobre el tema. Para muchos, lo mejor de la noche. Es una sorpresa, como otras tantas, que me niego a desvelar.
Come Alive, Future y Crave, remezclada, van cerrando el concierto hasta que llega Like a Prayer , el más hit de todos los hits de la noche. Está tan ligada a la cantante que es seguramente las que muchos que no la siguen mencionarían como su mayor éxito. Todo el pabellón en pie, hasta los que no movieron un músculo en 2 horas para celebrar a voz en grito este himno atemporal.
CIERRE
I Rise, una canción imprescindible, cierra el concierto mientras se muestran imágenes que ilustran la lucha por los derechos civiles que nunca parecen conseguidos del todo. Me emocioné y abracé con fuerza a quien conmigo habían acudido al concierto.
FIN DE SPOILER
Conclusiones
La Madonna más combativa e implicada políticamente es también la más cercana a su público. Sin desvelar nada, nunca la había visto tan participativa y son muchos los momentos en los que interactúa de manera muy directa (y emocionante) con los espectadores.
Un diez a la organización del concierto y otro sobresaliente al tema de los móviles. Es una gozada ver un concierto y no cientos de pantallas grabando, lo que nos permitió vivir una noche como en los años 90 pues decidimos acudir al concierto sin nuestros teléfonos, demostrando que no los necesitamos para pasarlo bien.

Otro diez a la cantante por su arrojo a los 61 años y por su continua evolución. No es que se re-invente, es que no está casada con un pasado que no le permitiría avanzar. Los curiosos reprochaban la falta de más canciones clásicas, muchos se aburrieron como ostras al no poder corear sus clásicos, pero es un show fantástico donde se presenta un trabajo, Madame X, que aunque no ha funcionado como otros, la cantante defiende con la misma dignidad que otros anteriores.
Madame X suena casi al completo y sólo Vogue y Like a Prayer son los grandes éxitos que el público en general pudo disfrutar. Otras canciones de su pasado musical, Frozen, Human Nature y American life (que son las que sonaron completas) mal que nos pese a sus seguidores, no forman parte del imaginario colectivo como lo hacen las anteriores.
Uno de los conciertos en los que ella y nosotros menos hemos bailado pero también uno de los mejores en cuanto a sonido y voz, mucho más auténtica que en otras ocasiones, sobre todo en las baladas o medio tiempos.
En resumen, un sobresaliente concierto casi conceptual, como una obra con diferentes hitos pero con un mismo personaje, La Madame del disco, desdibujada en sus varias encarnaciones. Todo un lujo estar en la apertura de la gira europea, un entusiasmo que hasta pude compartir con la televisión lusa, pero eso, es otra historia.
Los que la dan por acabada, se equivocan, queda Madonna para rato.

Gracias por leerme
¡Qué viva la música!