FÜSSEN
A unos 150 Kilómetros de Múnich se encuentra esta ciudad cuyo interés turístico reside en un par de castillos que se encuentran en sus alrededores. La imagen superior es el entorno de estos dos históricos edificios.


HOHENSCHWANGAU

(No he conseguido pronunciarlo) es el más antiguo de los dos y domina el pequeño lago Alpsee, que es recomendable rodear paseando para descubrir varias de las sorpresas que esconde. Es de estilo Neogótico y su origen data de la época de los caballeros allá por el siglo XII. Maximiliano II de Baviera lo adquirió y reformó a principios del siglo XVII.  Su primogénito, Luis II de Baviera vivió aquí hasta que finalizó la construcción del otro castillo.
Por dentro no es un gran qué pero merece la pena visitarlo para ver como vivirán los reyes hace unos tres siglos. Se guardan en su interior muchos recuerdos de la estupenda relación, marcadísima en el otro castillo, que el monarca Luis II tuvo con ese compositor tan “amado” por mí que es Richard Wagner.  De hecho fue a él a quien por carta dedico desde este palacio las siguientes palabras el 13 de mayo de 1968…
«Tengo intención de reconstruir la vieja ruina del castillo de Hohenschwnagau, en la garganta de Pöllath, manteniendo el verdadero estilo de los antiguos castillos feudales alemanes…el emplazamiento es uno de los más bellos que se puedan hallar.»
NEUSCHWASTEIN


Este castillo es el resultado de aquella misiva. No se equivocaba al mencionar lo espectacular del paraje y la belleza del entorno ha contribuido, sin duda, a que este castillo sea una imagen conocidísima en todo el globo, inspiración de Disney para la creación del castillo de cierta princesa durmiente y de que aparezca en puzles de todo el planeta.
Es medieval en su conjunto pese a ser del siglo XVI pero hay en su interior estilos de prácticamente todas las épocas hasta entonces. Aquí es muy palpable lo impresionado que estaba Luis II con la obra de Wagner, de quien fue mecenas, y se pueden ver en varias estancias referencias a las Óperas compuestas por el maestro alemán.
Al salir de este segundo castillo y a unos 20 minutos a pie se encuentra el Marienbrucke, un puente a 92 metros de altura sobre un barranco que es más antiguo que el castillo y que ofrece la mejor foto del mismo, es decir, la que he incluido para ilustrar esta parte del post.
Ambos castillos lucen, la verdad, más por fuera que por dentro pero si se viene hasta aquí es recomendable visitarlos. La visita combinada cuesta 25 euros y hemos preferido hacer todos los desplazamientos a pie aunque se pueden hacer en bus o coche de caballos. Allí hemos pasado todo el día recorriendo los caminos de estas montañas, Alpes Alemanes, con una geografía realmente bonita. El camino de vuelta a Múnich, pasando por lo pueblitos bávaros ha puesto la guinda a un día de mucho, mucho, mucho caminar aunque está vez era entre naturaleza y no por ciudad (que es a lo que estoy acostumbrado).
Dos cosas he sacado en claro hoy…a veces cuando te encuentras con compatriotas te dan ganas de decir que eres de Kuala Lumpur  y que en Italia al comprar dos paquetes de pasta te deben regalar un billete a Alemania: esto está lleno de habitantes de ese país

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