TOKIO Miercoles 19 de agosto de 2015

El miércoles 19 fue el último día de viaje organizado como tal. Después de las visitas programadas, a mediodía nos despediríamos de Reiko y de muchos de los compañeros que nos habían acompañado hasta entonces, eso sí, nosotros los 6 magníficos seguiríamos juntos hasta el final del viaje. A las 8 de la mañana nos reunimos en en lobbý del hotel para ir directos al Santuario Shintoista de Meiji. A la entrada tomé esta foto de sus barriles de sake.

Después de tantos templos recorridos, ya sabíamos casi todo lo que íbamos a encontrar y los rituales que en ellos se celebraban, pero siempre encontrábamos algo nuevo, como esta impresionante pagoda.

 

 

El templo, situado en la zona de Shibuya, Fue construido en los años 20 y está dedicado a los espíritus del emperador Meiji y su mujer la Emperatiz Shoken, ¡Qué importante es tener buenos profesores! me acuerdo como Cristina incluyó en el temario de historia de COU una lección dedicada a esta época del Japón, seguro que le haría ilusión saber que me acordé de ella mientras hacia la visita al lugar.

 

La siguiente parada fue la Torre de Tokio, terminada en 1938 está pintada de de rojo y blanco de acuerdo a las normas de la aviación y guarda una asombroso parecido con cierto monumento parisino al que supera en 8 metros. Subimos a su primer nivel para tener una buena panorámica de la ciudad pero, al margen de las vistas, la torre, pensada para la retransmisión de televisión, no me impresionó demasiado, conocido el original cualquier cosa que lo imite te parece menor.
La última parada, antes de ir a comer fue el Templo budista Asakusa Kannon, el más antiguo y visitado de Tokio. Si hubiese sido el primero nos hubiese dejado con la boca abierta pero ya llevábamos unos cuantos.

 

La sorpresa aquí no fue una construcción, una estatua, un buda gigante o unas sacerdotisas sino una calle que salía desde el templo hasta un enorme Torri y que etos estaba llena de varipintas tiendas. Es en esta calle, llamada Nakamise, donde me compré uno de los iconos que ha exportado la cultura japonesa y que dejaré para el ultimo post de esta serie.

 

Esto es lo que habíamos hecho durante la mañana y hasta la hora de comer. Nos despedimos de Reiko y le dimos las gracias por habernos guiado por su increíble país. Ella, enamorada del nuestro, viajaría a Barcelona unos días después. A nosotros nos quedaban aún 2 días para disfrutar de una de las más fascinantes ciudades del mundo.

 

La última comida  fue algo triste por la despedida y por la sensación, a pesar de que aún nos quedaban días, de que llegábamos al final del viaje. Después de comer, nos esperaba una tarde magnifica. Dimos un gran paseo hasta llegar a Roppongi Hills. La zona, que tiene mucho ambiente nocturno, nos llamó la atención por encontrar este parque lleno de estatuas del gato cósmico más famoso de la galaxia.

Doraimon es a Japón lo que Mickey Mouse es a los Estados Unidos, un ícono nacional. La creación de Hiroshi Fumijoto nació en 1969  y mirad lo que he encontrado sobre el origen de su nombre:
El nombre de Doraemon proviene de la unión del nombre de unos pastelitos típicos japoneses rellenos de judía dulce, losdorayakis (los pastelitos favoritos de Doraemon; dulce cuyo nombre viene por su forma redondeada, ya que «Dora» significa Gong en Japonés, ver dorayaki), junto al sufijo -emon (un sufijo muy antiguo utilizado en la época de los samuráis).
El gato, omnipresente, nos acompaño de una manera u otra durante todo el viaje. En todos los lugares y ciudades visitadas hemos encontrado alguna referencia, juguete o souvenir del personaje. Yo no llegue a disfrutarlo de pequeño pero lo conozco bien gracias a mi sobrina, con quien he disfrutado muchas veces de las aventuras de Doraimon y sus amigos. Hay quien lo considera odioso por muy infantil  y otros que lo consideran una joya del anime. Yo estoy con los segundos y no sabéis la cantidad de fotos que pude sacarme con estas estatuas.
Cerca de Roppongi llegamos a la terminal del monorail que nos llevaría a la Bahía de Tokio para ver un anochecer que se nos quedará en la retina para siempre. Es conveniente ponerse en el primer vagón de este medio de transporte sin conductor que sirve de ejemplo al Japón más moderno y avanzado. El recorrido que hace, atravesando el Rainbow Bridge, es 100% disfrutable, una atracción más de una ciudad que no paró de sorprenderme. Tuvimos la suerte de sentarnos en la  primera fila del primer vagón y nos quedamos asombrados de lo que veíamos desde el gran ventanal.

 

 

Una vez atravesado el puente llegamos a la isla de Odaiba, donde hay una explanada enorme desde la cual se ve una impresionante perspectiva de la ciudad. Allí parecía que estábamos en una ciudad de ciudades, París, Nueva York, San Francisco….las referencias son constantes en esta ciudad que, como Manhattan, es otro de los que yo llamo centros del universo. Hay una Estatua de la libertad que no es replica de la de Nueva York, sino de la que hay junto al río Sena de Paris. La encontramos enfrente del centro comercial Aqua City y no me digáis que la foto de abajo no parece un montaje en el que hayamos mezclado las dos costas de Estados Unidos.

 

 

La arquitectura clásica es alucinante pero no por eso las grandes obras de ingeniería del siglo XX dejan de ser asombrosas, el puente del Arco Iris es una preciosidad y es recomendable visitarlo un poco antes de que caiga la noche para verlo de día pero ya iluminado. Los barcos que cruzan la bahía le dan una imagen aún más espectacular.
Nos quedamos hasta que se hizo de noche, hicimos alguna compra y disfrutamos de las proyecciones que se formaban en las ventanas de  otra de las joyas arquitectónicas del lugar, el TV Fuji Building.
Seguimos paseando por esta isla artificial hasta que llegamos al parque Shiokaze y nos encontramos a este (se me han acabado los adjetivos) Robot gigante de 18 metros de altura. Gundam, robot de combate salido también del anime (cada vez me encamoraba más de japón y  de su amor por la animación) creación de Yoshiyuki Tomino. Está junto a otro centro comercial, Diver City, de la zona en el que ya no entramos porque estábamos realmente muertos.

 

El día había sido muuuuuuy largo, así que volvimos a la zona del hotel y nos fuimos a cenar a…¡Un italiano! Disfrutamos y  nos reímos un montón y  un día después comprobé lo honestos que son los Japoneses. Me dejé el reloj en el restaurante y lo recuperé, sin ningún problema al día siguiente.
Lección del Día: ¡No subestimes el poder del manga y del anime! Es pura cultura pop.

(Me ha quedado algo larga la entrada pero merecía la pena ¿no?)

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