He tenido la fortuna de disfrutar últimamente de tres obras audiovisuales, dos películas y un documental, que nos enseñan que una realidad no deja de serlo por ser incómoda. Por ello he tomado como título de este post el mismo que utilizó Davis Guggeihem para su documental sobre el calentamiento global que capitaneaba Al Gore allá por 2006. Aunque me he puesto algo serio, no quiero dar más que breves apuntes sobre las tres obras ya que se puede encontrar mucha información sobre ellas de manera muy sencilla y enrollarse hubiera resultado redundante.
The Big Short, USA 2015
Cuenta la historia de la génesis de la crisis que surgió allá por 2007 y que sigue causando estragos hoy en día. Se centra en los personajes que la vieron venir y lo que ganaron o perdieron cuando se hizo realidad y Lehman Brothers se fue a pique. De un manera muy dinámica e instructiva se nos van contando los motivos que la causaron y las consecuencias inmediatas que sufrieron los más desfavorecidos. Los recursos utilizados, como ese Ryan Gosling saltándose la «cuarta pared» o las explicaciones simplificadas contadas por personajes ajenos a la trama, la convierten en un entretenida película que debería proyectarse en todas las carreras que tengan una asignatura de economía en su temario. Complemento ideal de otras obras como Margin Call o Inside Job, magnífico y premiado documental sobre el tema.
¿Qué es lo que resulta incómodo? Todo. El comportamiento de los bancos, las agencias de calificación, los fondos de inversión, los políticos.. su ambición desmedida, su falta de escrúpulos y, como no, nuestra propia culpa por no asumir responsabilidades o no informarnos los suficiente sobre lo que firmamos. Un alegato en clave de tragicomedia sobre la sociedad actual y sobre errores en los que seguro que volveremos a caer. Lo malo es esa sensación que nos ha quedado en el cuerpo de que todos los poderes nos mienten. He leído por ahí que tras la película uno sale muy enfadado del cine, con ganas de quemar un cajero y francamente, no me extraña.
Opta a los premios Oscar a Mejor Película, Director, Actor de reparto, Guión Adaptado y Montaje.
Spotlight, USA 2015
En la mejor tradición de películas de periodismo, la cinta de Thomas McArthy es mi favorita para llevarse el Oscar a finales de mes. Cuenta la historia del equipo del Boston Globe que destapó el escándalo de la pederastia en la Iglesia de aquella ciudad y que luego fue extensivo a otras partes del país y del planeta. El rigor y la falta de morbo, detalles escabrosos o la tentación de caer en un maniqueísmo simplón, la convierten en un relato serio que da que pensar al espectador. Estupendas interpretaciones
¿Qué es lo que resulta incómodo? Es obvio que es lo vil que puede llegar a ser la naturaleza humana. No se trata de demonizar a una institución en la que se puede o no creer, pero que hay que respetar sino en condenar a unos individuos que abusando de su poder sobre otras personas son capaces de lo peor amparándose en la cobertura que les dio la misma, ocultándose unos a otros. Particularmente me gusta de la película que en ningún caso cuestiona la fe de los creyentes ni a la Religión Católica, simplemente plantea los hechos que unos indeseables realizaron aprovechándose del poder que ejercían sobre sus fieles o alumnos. Al finalizar la película, como pasa en todas las basadas en hechos reales, se nos pone en situación de la magnitud que alcanzó el escándalo, algo que te deja francamente helado.
Opta a los premios de Mejor Película, Director, Actor de reparto, Actriz de reparto, Guión Original y Montaje.
Ten Billion, USA 2015
Diez mil millones es un documental que toma su base en el libro del mismo nombre publicado en 2013 por Stephen Emmott, que en la cinta ejerce como presentador. El punto de partida es escalofriante: En 1900 la población humana era solo de 1.650 millones de euros cifra que se ha multiplicado hasta los casi 7.000 de la actualidad y si en un siglo hemos incrementado esa barbaridad ¿Qué tardaremos en llegar a los 10.000 millones? ¿Está nuestro planeta preparado para asumir tal cantidad de gente?
El señor Emmott nos pone en situación con un montón de ejemplos, haciendo hincapié en los recursos naturales del planeta y en como los mismos se han ido transformando a medida que la población del siglo XX aumentaba en miles de millones. La revolución alimentaria que permitió el abaratamiento y la producción masiva, el consumo desaforado, los efectos causados en el clima y los movimientos migratorios ocasionados por conflictos, explican porque su master class sobre el tema acabó con un muy contundente «estamos jodidos». Muchos de los cambios ya son, a su juicio, irreversibles así que lo que podemos encontrarnos dentro de 50 años no resulta en absoluto apetecible.
¿Qué es lo que resulta incómodo? Saber que somos culpables directos de la escasez de recursos. Muchos recelarán y lo tacharán de apocalíptico pero es inevitable otorgarle, por lo menos, el beneficio de la duda a explicaciones tan argumentadas. Las conclusiones fatalistas y poco halagüeñas pueden echar para atrás pero lo bueno es que te hace pensar, tanto si estás a favor como si no de lo que se está planteando. Curioso me resulta que teniendo tanta trascendencia, al menos para su autor, no este disponible de manera gratuita para su visionado y ¡oh! hay que consumir para poder disfrutarlo. Es un tema que da ciertamente para mucha polémica.
Tres muy recomendables obras que invitan a la reflexión y el debate. En dos de ellas se toca el tema del agua como recurso escaso con un futuro próximo complicado. Habrá que estar (al menos) preparado.