La Culpa

The penintent es una obra de David Mamet en la que un psiquiatra que tiene un conflicto personal porque uno de sus pacientes ha cometido una masacre y tiene que decidir si declarar o no en el juicio que se está llevando a cabo para condenarle. Un suceso tan mediático es un caramelo para los medios de comunicación que enseguida ponen en el foco al psiquiatra, situándolo en el ojo de huracán.

Una obra corta, solo 75 minutos, de las que genera debate. Siempre que sucede una tragedia de envergadura provocada por una persona, se busca la culpabilidad en otros sujetos o cosas quizás porque nos duele asumir que la naturaleza humana puede ser terrible. Se ha llegado a culpar a videojuegos violentos, películas o libros de los hechos violentos que no tienen nada que ver con ellos pero que intentamos vincular para buscar una explicación de lo sucedido. Hay un libro muy bueno, que leí hace muchos años y que siembre he tratado de encontrar, que se llama Los Siete Minutos de Irving Wallace, en el que, a raíz de una violación, se hace un juicio a un libro que pudo servir de inspiración para realizarla.

En The Penitent, estrenada en 2017, Charles es el psiquiatra cuyo conflicto interior repercute en las personas que le rodean, su mujer y su mejor amigo. Es en él en donde la prensa y la justicia han puesto el foco, tergiversando la verdad y poniendo sobre sus hombros una presión difícil de soportar. No conviene desvelar mucho más, pues con el nombre de La Culpa, y tan solo 2 años después de su estreno, la obra ya puede disfrutarse en Madrid.

En el Teatro Bellas Artes, bajo la dirección de Juan Carlos Rubio y con una versión de Bernabé Rico, Pepón Nieto, Ana Fernández, Magüi Mira y Miguel Hermoso ponen voz en Madrid a esta interesante obra de Mamet que en poco más de una hora te atrapa con fuerza y te invita a pensar. Pepón Nieto interpreta a Charles, el psiquiatra en conflicto y Ana Fernandez a Kate, su esposa y víctima del rechazo social motivado por las decisiones de su marido.  Miguel Hermoso en Richard, el amigo de la pareja y el que intenta ayudar a Charles a decidir lo que debe hacer y por último está Magüi Mira que se pone en el papel de la agresiva abogada del acusado de la masacre.

Son muchas las dudas que surgen durante la obra, los conflictos personales y las decisiones que tenemos que tomar y como nos afectan. El resultado es algo pesimista, pues haga lo haga, el protagonista se encuentra en una encrucijada de la que no puede, en ningún caso, salir buen parado. Esas dudas son transmitidas al espectador que no puede otra cosa que, una vez que cae el telón, saber que decisión hubiese tomado de ser él el que estuviese en ese papel. Es algo entre emocionante e inquietante ponerte en el lugar del psiquiatra y eso es seguro lo que Mamet pretendía con una obra que es otra crítica nada sutil de nuestra sociedad actual.

Un 10 merece la puesta en escena y las interpretaciones del elenco y desde ya os la recomiendo a todos los que estéis por la capital. La fortuna quiso que después de la obra tuviésemos un breve encuentro con los actores que me permitió tratar con ellos los pormenores de la obra y felicitarlos por su excelente trabajo.

Muy recomendable.

¡Qué viva el teatro!

PD: Si llegáis un poco antes, justo al lado y en los bajos de esa joya del modernismo que el Palacio de Bellas Artes, se encuentra la librería del mismo nombre. Siempre había pasado por allí cuando estaba cerrada así que tuve la oportunidad de entrar unos minutos antes de que empezara la obra y menuda sorpresa me llevé. Es una librería enorme, con dos alturas llenas de libros de todo tipo y en que podrías perderte horas y horas. Volveré.