Después de publicar una entrada como la de ayer me gustaría dar un carpetazo al momento recuerdos. La nostalgia da flato, o algo parecido, decía Joaquín Reyes imitando a Alaska en uno de sus maravillosos Celebrities así que yo quería aplicarme el cuento pero uno va teniendo ya cierta edad y es imposible no tomar referencias del pasado.
Hace poco he rescatado El Guateque (The Party) protagonizada por Peter Sellers y dirigida por Blake Edwards en 1968. Aunque se estrenó 6 añitos antes de que yo viniera al mundo, no la vi hasta muchos años después, con 25 o más, y hace unos días la volví a disfrutar. Debo ser de risa fácil porque de nuevo me partí de risa con Hrundi V. Bakshi, el extra de cine que provoca un caos en la fiesta del productor de la última película en la que ha intervenido y a la que ha sido invitado por error.
Me encanta como están construidos los gags, la cara hierática del actor durante toda la cinta y la estética de la época, después de volver a verla creo que ha envejecido muy bien y no resulta nada chirriante. El humor con dosis de buen gusto e ingenio es cien mil veces mejor que el escatológico y zafio que muestran algunas (afortunadamente no muchas) comedias actuales.
El problema con este tipo de películas es que alguien te diga que no ha parado de reírse durante su proyección. Tus expectativas crecen y ¡Zas! cuando te toca a ti verla, no mueves ni un músculo de tu cara. El Guateque, que tantas risas despierta en algunos, es para otros un sopor. Quien conmigo estaba viéndola esta última vez, no solo no se reía sino que directamente se fue a dormir tras el primer e hilarante gag. Desconozco que opinará de ella la crítica sesuda pero es una de mis comedias favoritas.
La curiosidad y tener un Smartphone cerca, me hizo interesarme por otros aspectos de la cinta, como la rocambolesca historia de su protagonista femenina e intérprete de uno de los temas que Henry Mancini compuso para la película.
La historia Claudine Longet es digna de un telefilm de esos que ponen el domingo por la tarde: Popular cantante de los años 60 – 70 que tras serle infiel al marido, asesina a su amante. En el juicio, con anulación de pruebas por errores formales, resulta absuelta de homicidio y tras cumplir una pena de 30 días, se fuga con su abogado defensor, con quien está felizmente casada en Aspen. Entiendo que lo único que ha impedido que se haga una película es que hay un acuerdo, con la familia del asesinado, de que ella nunca hablará del tema. No me negaran ustedes de que se trata de un argumento de primera.
Se da la casualidad que hace pocos días oí en Radio 3, siento no recordar el programa, la historia y algo de la música de la cantante aunque no la relacioné con la película hasta que el otro día la volví a verla y tuve curiosidad por estado actual de sus protagonistas. Una Fiesta Inolvidable es el título que tuvo la película en Latinoamérica y es también el título por el que yo la conocí hace años. Lo prefiero al Guateque, de la misma forma que prefiero La Novicia Rebelde a Sonrisas y Lágrimas. Cuestión de gustos.
Este segundo post de mi reentré se la dedico a al grupo de Facebook Con el cine en los talones, del que tanto estoy aprendiendo y, también, compartiendo.
Yo la vi hace muchos años y guardo muy buen recuerdo de ella.
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