Este que ven arriba es un regalo genial y único, una palomitera, ideal para usar viendo cine del llamado «fácil», y es de eso de lo que me toca escribir hoy. He tenido la oportunidad de ver un documental que relata las vicisitudes de un estudio de cine ochentero con carne de blockbuster de videoclub. Estudio que fue el encargado de llevar a la pantalla la última película de Superman que contó con la participación del malogrado Christopher Reeve y, para colmo, la peor de todas las que se han hecho sobre el héroe: Superman IV, en busca de la paz.

Electric Boogaloo, la loca historia de Cannon Films, 2014 Mark Hatley, nos cuenta la historia de los Go, Go, Boys o lo que es lo mismo la pareja formada por los primos cineastas Menahem Golam y Yoram Globus desde sus comienzos en su Israel natal hasta prácticamente la quiebra de la compañía que adquirieron cuando llegaron a América, la inefable Cannon Films.

Los que crecimos viendo cine en los 80 reconocemos perfectamente el logo de la compañía y aunque hoy sabemos que no denota precisamente calidad, entonces alucinábamos con sus películas. El catálogo es todo un repertorio de cintas típicas del VHS de la época: Desaparecido en Combate, Los Masters del Universo, Bolero, American Ninja, Cobra, Delta Force, las películas de Allan Quatermain, el citado Superman IV o la cinta de break – Dance que da título al documental, Electric Boogaloo. Es a este estudio al que debemos aquellas películas de Charles Bronson y el descubrimiento de uno de los reyes de los memes de la era internet, ese actorazo lleno de registros que es Chuck Norris. Trabajaron con Stallone, Brooke Shields, una aún desconocida Sharon Stone y le dieron la primera oportunidad al belga, otro actorazo, Jean Claude Van-Damme.

El documental tiene la estructura típica de imágenes comentadas por los protagonistas que van contando anécdotas alrededor de cada rodaje o estreno. No están todos los que formaron parte, y siguen vivos, pero si buena parte de gente que trabajo con y para la pareja, aunque ellos declinaron la invitación a intervenir. El documental trata con sorna su cine, pero no los deja de señalar como soñadores llenos de creatividad.  De todos los despropósitos que se ven en la cinta, me quedo con las ganas de ver The Apple, dirigida por el propio Menahem Golman en 1980 y que parece un musical imposible.  Atención al trailer:

Sus producciones eran, en su mayoría, tan cutres que tardaban muy poco en ser estrenadas. Algunas tenían éxito y otras no. Una broma al final del documental nos dice que existe otro dedicado también al mismo tema: The GoGo Boys, inside Cannon Films que parece hecha para contrarrestar a la primera pero que se estrenó un par de meses antes. En este caso si cuenta con comentarios de sus protagonistas más directos. Golam falleció en 2014, Globus, que volvió a Israel, aún vive.

Que premonitorio eso de la manzana teniendo tanto poder ¿no? ¡me muero por verla

El cine no sería nada sin soñadores.
(Gracias Victoria, el palomitero es lo más)

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