Acabo de ver una película que estoy seguro que será destacada como una de las mejores de año 2017. La paradoja consiste en considerarla tan buena a pesar de estar basada en la que para muchos es considerada la peor película de la historia del cine.
Tommy Wiseau

The Disaster Artist (Concha de Oro en el Festival de San Sebastián este año) cuenta la historia alrededor del los hechos que dieron como resultado el rodaje de The Room (no confundir con  Room de 2016 ¿alguien se acuerda?) estrenada en 2003 y dirigida, producida y protagonizada por el indescriptible Tommy Wiseau. La película resultó un fracaso en su estreno pero el tiempo la ha situado como la mejor mala película jamás realizada. Hoy es una cinta de culto, difícil de conseguir y con legiones de fans.
Sucede a menudo que se reivindiquen películas que en su estreno fueron vapuleadas como es el caso de Showgirls, estrenada en 1993 y dirigida por Paul Verhoven o, por citar un caso nacional, Supernova (1992) de Jaime Miñón y con Marta Sánchez como protagonista. Son tan malas que hasta tienen su gracia y por eso son defendidas con pasión por sus seguidores. Es habitual encontrarlas en ciclos dedicados al mal gusto para deleite de mentes con ganas de experimentar, como la mía.
Esta aproximación a The Room, que la catapultará definitivamente al mainstream global, es obra del polifacético, y ya llamado artista total, James Franco que dirige y protagoniza la película. Está soberbio como Tommy Wiseau y seguro que le caen muchas nominaciones (y premios) por una interpretación magistral, de esas que te atrapan desde el minuto uno y que resultan extravagantes y con histrionismo contenido. Su compañero de reparto es su hermano Dave, que protagoniza a un atractivo actor buscando una oportunidad en el  Hollywwod de principios del siglo XXI, y el resultado es que ambos consiguen una química perfecta como pareja de perdedores persiguiendo un sueño.
Es desternillante ver como se gestó tamaño desastre y como se relacionan los personajes que se involucraron en ella. Nos muestra que las ganas y el dinero pueden a veces sobre el talento o que la falta del mismo puede resultar muy beneficiosa. No voy a destrozar la sorpresa, pero se pueden ver en la película estrellas que últimamente son difíciles de encontrar en la gran pantalla precisamente por la tiranía de un sistema que la cinta también crítica. Prestad atención a los cameos.
Yo sé que no todo el mundo sabe inglés, yo mismo no me defiendo correctamente (a pesar se trabajar casi exclusivamente en ese idioma), pero en muchos países las películas no se doblan y la gente va a verlas igual. En este caso, por muy buenos dobladores que tengamos (y los tenemos) en nuestro país, resulta imprescindible verla en versión original o nos perderemos una parte importante de la labor interpretativa del protagonista principal.
Este es un post escrito a las 2:00 de la mañana, llevado por el entusiasmo con el que he salido del cine hace unas horas y eso es obviamente porque la película me ha encantado. 1 hora y media de muy buen y divertido cine disfrutado en los reformados Ideal Multicines, en pleno centro de Madrid y a pocas horas de que acabe 2017. Rompo, una vez más, mi regla de no recomendar una película : NO OS LA PERDÁIS.

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