Estas dos próximas entradas (mucho rollo para una sola) son de esas por los que algunos me catalogan de Cultureta: museos, exposiciones, teatro y cine en un fin de semana aprovechado a tope. Espero serviros de inspiración.
Hasta el 6 de mayo se puede disfrutar en el CaixaForum de Madrid, en la milla del arte de la capital, de una nueva exposición sobre Andy Wharhol que han titulado El arte mecánico y que por solo 4 euros nos permite hacer una revisión de la obra y de la forma de entender el arte de este genial artista.
La exposición. aunque con menos obras que otras que he visto, está bastante bien y sirve para introducirnos en la muy prolífica obra de Warhol. Tan mecánico fue su arte que estoy convencido que debe ser uno de los artistas más fáciles sobre los que montar una muestra: ¡hay tanto producido! Ya he comentado que me supo a poco pero aun así pienso repetir y os la recomiendo por ser una de las citas absolutamente imprescindibles de la capital durante estos meses.

Me encanta el Pop-Art y vivo en una casa invadida de laminas y objetos que hacen referencia a esa corriente artística nacida en el siglo XX. Tengo varios libros sobre el tema dentro de los cuales destacaría un tomazo dedicado a Warhol llamado «Giant Size» que aún se puede encontrar en Amazon y que es uno de los más completos que he encontrado sobre el autor.
Uno de los aspectos que más me han gustado de esta exposición son las actividades que giran en torno a ella. El próximo viernes 20 de abril hay una que ya he apuntado en mi agenda, una conferencia con el título «Asaltando la nevera digital: cómo Andy Wharhol predijo intenet» y es que conociendo su obra, su forma de entender la fama, la sobreexposición mediatica que tuvo en una época, tal y como dice Alaska en El País: “Lo que estamos viviendo hoy es puro Warhol”.
Un 10 le doy al programa de la exposición, un periódico que merece ser enmarcado. Como no podría ser de otra manera una de las joyas de la exposición es el merchandising de la misma. Pocos artistas dan para crear tantos productos para una tienda de museo como el norteamericano. Postales, películas, laminas, bolsas, imanes de nevera, ensayos, biografías, libros de estilo…es imposible no picar si te gusta algo el tema. Yo me encapriché de una bolsa de tela con una impresión de sus famosas sopas Campbell’s (qué también se pueden comprar en la tienda), un capricho asumible que viene acompañado de 3 chapitas exclusivas.

En el mismo edificio y un piso más abajo, solo hasta el 18 de febrero, se puede disfrutar de una muestra sobre el artista Giorgio de Chirico llamada Sueño y Realidad. Se han reunido un buen número de pinturas y esculturas con los que uno puede conocer parte de la obra de uno de los artistas fundamentales del siglo XX, pues se considera a este Italiano antecedente directo del surrealismo que, por ejemplo, práctico Dalí. De hecho, sin saber nada del tema y nada más verlos, algunos cuadros de la exposición nos llevan directamente al genio catalán
De Chirico no sé nada más que lo que leí el año pasado en el libro ¿Qué estás mirando? 150 años de arte moderno, pero al entrar en la sala y ver sus cuadros y esculturas fui tajante : «esto yo ya lo he visto en algún lado» y no me costó recordar lo bien que me lo pase leyendo aquel libro. Una exposición no me convertirá en erudito pero sí que hace germinar en mi una semilla de curiosidad que merece la pena cultivar.

Os recomiendo ambas exposiciones ya que por solo 4 euros (la entrada general da derecho a ambas visitas) pasaréis un buen rato descubriendo interesantes obras sobre figuras claves del siglo pasado.
La tarde en el CaixaForum era el paso previo a una noche de teatro en la misma plaza de Lavapies así que el trayecto entre ambos lugares me hizo descubrir un par de sitios en los que merece la pena pararse un rato.
El Alma Café en la calle Santa Isabel 42, muy cerquita del siempre bullicioso museo Reina Sofía, es un remanso de paz en pleno centro de Madrid. En realidad, toda la calle Santa Isabel parece estar a kilómetros de distancia de la locura que se respira en el entorno de Atocha pero entrar en este lugar proporciona ese placer de tomarte un café para el que no tienes ninguna prisa, esos que se toman solo para disfrutar y que a mi tanto me gusta definir como Experiencias, así, con E mayúscula. No pude resistirme a acompañar mi café con leche en taza grande, (sí, soy muy de desayunar a las 19,00 horas) con una generosa porción de un bizcocho de limón casero (casero de verdad) delicioso.
Un poco más arriba y justo antes de llegar al mercado de Antón Martin hay uno de esos sitios en los que pasaría horas y horas. En un ambiente con mucho encanto y algo caótico, encontramos cientos de libros y revistas apiladas, discos de vinilo antiguos y al fondo una barra donde poder tomarnos un café. Es La Fugitiva uno de esos lugares que dan sentido a mis paseos de los viernes por la tarde.
Allí encontré estas dos joyas por solo 6 euros cada una. Dos cajas que suman 5 vinilos con dos de las óperas más famosas del repertorio lírico. Volveré con más tiempo para revisar sus pilas de libros y revistas donde seguro que encuentro alguna que otra joya. Tiene una interesante página web donde se aloja un blog que nos informa de todas sus actividades, que son muchas.
Es «familia» de otro lugar en el que siempre entro cuando estoy por la zona, Sin Tarima libros, una librería de las de antes, de esas que no necesitan luces incandescentes, ladrillo visto, ni logotipos vistosos con las misma tipografía (que yo llamo de cupcake) que lo invade todo, para resultar moderna y actual. Si en la Fugitiva encontramos las cosas de ayer, en Sin Tarima (Magdalena,32) encontramos la actualidad y un fondo literario de vértigo.
Por supuesto que estando por la zona me pasé por allí y nada más entrar, y después del correspondiente saludo, ya nos ofrecieron asistir a un obra de teatro en torno a Maria Callas que pintaba fenomenal pero es que a todo es imposible llegar por más que quiera (Y quiero de verdad).

Ediciones de Decca y Deutsche Grammophon de La Traviata y Carmen, dos de mis óperas favoritas en formato vinilo y con el gran Plácido Domingo en los papeles principales.
Toda una tarde magnifica se completó con teatro, con una versión (muy libre) de El sueño de una noche de verano de William Shakespeare que el Centro Dramático Nacional ha estado programando durante este fin de semana. Una producción gallega del grupo Voadora que tuvo muchas virtudes pero un defecto en cuanto a la comunicación.
Con unos actores entregados y con buena química, dosis de humor, alegatos a favor de la tolerancia y pegadísimos números musicales, la obra bebe de la influencia de Shakespeare, que duda cabe, pero su planteamiento es tan radical que quienes hayan asistido a sus primer Shakespeare se sentirán desconcertados. Más que “de” W. Shakespeare deberían haber indicado que está “basado” en W. Shakespeare pues los textos no son los originales y así se hubieran evitado las caras de estupor que pude ver en parte del publico que asistía atónito a algunas de las ocurrencias que aparecían en escena.
Muy favor de las versiones, muy a favor de revisar los clásicos y muy a favor de remover conciencias, pero lo que vi no era El Sueño de una noche de verano del más famoso dramaturgo inglés sino una representación muy libre sobre aspectos que se tratan en ella. Muy divertida y ocurrente, resultó emocionante el alegato final de uno de sus interpretes pero sigo sin entender por qué se considera transgresor aparecer en pelotas en un escenario. Entiendo que hace 40 años lo fuera (si alguna vez lo fue) pero en el siglo XXI no lo veo en absoluto necesario para dar ni credibilidad ni autenticidad a un personaje. En cualquier caso, la marcianada (como oí calificar a la pieza) mereció la pena porque el entusiasmo del reparto, alguno de los temas sociales que se tocan y la brevedad jugaron a su favor.
Dos exposiciones, un café con encanto, un par de librerías diferentes y un teatro innovador…no está nada mal para una tarde de viernes ¿verdad?