El 9 de marzo de 2009 publiqué un divertido post llamado En Busca Del Acorde Perdido en el que hacía un resumen de lo visto en una curiosa exposición años antes. El post tuvo muchos comentarios y hoy, pese a que la edición es bastante pobre (era de los primeros), sigue pareciéndome uno de los mejores que he publicado.
Dentro de una selección musical imposible, salvo en algún caso, figuraba Florence Foster Jenkins de la que yo me había hecho fan varios años antes. Jenkins (1868-1926) fue una rica heredera a la que ni sus padres ni su marido apoyaron a la hora de emprender una carrera musical viendo las evidentes carencias artísticas de una dama que se creía a si misma dotada de una prodigiosa garganta.
Divorciada y con la herencia de su fallecido padre, comenzó una meteórica carrera (el mismo año que se hundió el Titanic) que, junto a su pianista Cosme McMoon, la llevo a llenar, en una actuación antológica, el Carnegie Hall de Nueva York el 25 de octubre de 1944. La improbable diva deleitó al público con lo mejor de su repertorio que incluía a Mozart, Verdi o Strauss. Cuentan que el publico se divirtió de lo lindo con el recital y mucha información de puede encontrar sobre aquello.
De haber existido hoy, Florence sería una celebrity más y sí entonces fue famosa, ahora sería la reina del YouTube. Oír sus grabaciones es relativamente fácil ya que sus discos están disponibles es I-Tunes, Spotify o muy baratos vía Amazon. Una pequeña joyita tras. Oyéndolos uno se da cuenta de que Florence suplió su falta de talento con un optimismo a prueba de bombas. Es admirable la capacidad de esos optimistas patológicos de pasar por la vida viéndolo todo de color de rosa y viviendo dentro de una envidiable felicidad.
Estos días se puede ver en Madrid, Glorious, La Peor Cantante Del Mundo, una comedia de Peter Quiler que repasa, con exactitud pasmosa, la ascensión de la esta peculiar artista. Jenkins es interpretada por Llum Barrera, actriz mallorquina a la que hemos conocido en televisión y para la que este papel supone su primer gran protagonista. Lloraba de la risa viéndola, de verdad, no soy crítico teatral pero la actriz está divertidísima en todo momento aunque el clímax llega con su interpretación de la conocida habanera de Carmen (Bizet). Ahora que Mortier está planteando sensaciones fuertes en el Teatro Real, yo no dudaría en fichar a Llum y darle el papel protagonista. Sería lo mejor de una ópera que algunos snobs que conozco consideran como muy vulgar.
Ángel Ruiz, genial también como Cosme Mamón (McMoon) paciente pianista de la diva, y Alejandra Jiménez Cascón, que interpreta tres papeles igualmente cómicos, son los otros dos protagonistas de esta pequeña y divertida obra que nos presentan Yllana, de los que recientemente he visto Avenue Q, en el Pequeño Teatro Gran Vía. La obra es de 2005 se ha representado ya en muchos países y viene avalada por los más de un millón que ya la han aclamado.