¿Os acordáis del primer libro que leísteis? Yo, no, la verdad, pero recuerdo haberme ganado un premio tras hacerlo. No recuerdo muy bien de que iba pero si el compromiso de mi padre, que leía mucho, de darme un premio sí me lo acababa.
¿Os acordáis del primer libro que os obligaron a leer? De ese sí. Fue en primero de BUP y ya he contado varias veces que fue El Guardian Entre el Centeno de J.D Salinger, al él siguieron Rebeldes de Susan E. Hiton y La Llave De Cristal de Dashiell Hammet. Mi profesora, Pepa, me cambió la vida con los dos primeros (tenía 14 años) y me ayudó a tener mucho más interés por la lectura.
Un año después, ya en Literatura, me tocó leer obras clásicas. El Libro del Buen Amor, del Arcipreste de Hita, Poesía de Jorge Manrique o La Celestina de Fernando De Rojas, pero ninguno me llegó tanto como La Vida Es Sueño de Pedro Calderón de La Barca. Aún poseo, más de 20 años después, intactos aquellos libros que, en la mayoría de casos, leí casi exclusivamente porque tenía que hacer un examen y que no aprecié hasta años más tarde.
Con Calderón de La Barca (1600-1681) descubrí el teatro clásico. Si ya me gustó leído, representado me parece algo increíble. Acaba de estrenarse en Madrid (estará hasta diciembre en cartel) una de la obras cumbres del mencionado autor: El Alcalde de Zalamea.
La Compañía Nacional de Teatro Clásico, bajo la dirección de Eduardo Vasco, nos ofrece una oportunidad inmejorable para disfrutar una de las obras cumbres del siglo de oro Español.
El capitán Don Álvaro de Ataide es alojado en casa del labrador Pedro Crespo y se obsesiona con la hija de éste, Isabel, hasta el punto de ultrajarla. Pedro se convierte en alcalde de Zalamea e implora a Álvaro que repare el honor de su hija pero el capitán se niega. Con el poder que le ofrece su cargo, Pedro inicia un proceso contra Álvaro que termina con su ejecución. Cuando llega el Rey Felipe II, que va camino de Portugal, Pedro le presenta el caso y, tras la aceptación de las explicaciones pertinentes, es nombrado alcalde perpetuo de la localidad.
Pese a ser una obra muy famosa, de la que casi todo el mundo conoce el desenlace, el teatro Pavón, sede temporal de la compañía, estaba lleno. Y no me extraña. El trabajo de la compañía, sin yo entender mucho, me ha parecido alucinante. La materia prima es inmejorable, de eso no cabe duda, pero la forma de llevarla a escena, de captar el interés del público y de interpretarla ha hecho que me sintiera como si fuera la primera vez que sabía de esta historia.
Muchos aplausos y bravos a toda la compañía aunque en esta representación los que me resultaron más impresionantes fueron Joaquín Notario (Pedro Crespo) y Eva Rufo (Isabel). Una escenografía bastante simple pero efectiva, buenos arreglos musicales (cuando toca) y una estupenda interpretación bien valen los 18 euros de la entrada. Además, ya podría aprender un famoso teatro cuya programación principal son óperas, la compañía ofrece un completo programa con un artículo sobre la obra y una ficha didáctica en forma de póster, con el argumento y curiosidades, sin pagar un euro más.
Y si no estáis en Madrid, pero sí en España, tenéis la oportunidad de encontrar a la compañía representando algún clásico cerca de vuestra ciudad. En su web hay nutrida información sobre las representaciones que está llevando a cabo en giras alrededor del país.
Siempre podéis esperar a Agosto e ir a Zalamea de la Serena (Badajoz) donde desde 1994 cada verano se representa la obra en su escenario original siendo un aclamado reclamo turístico de la comunidad de Extremadura.