¡Ey! ¡Que aquí estoy otra vez!. No he podido publicar hasta ahora lo que han sido los últimos días de un viaje fantástico. Ya conté que en Berlín no tenía conexión así que espero que mi Moleskine y mi memoria no me fallen para contar todo lo que he visto (y disfrutado)  en una de las capitales más importantes del mundo y que desde ya es una de mis ciudades favoritas.
Sólo en 4 días no se puede hacer un estudio sociológico de la ciudad ni de cómo es su día a día pero si la primera impresión que causa el caminar por sus calles. Es de libertad, del haz lo que quieras pero sin molestar a los demás y se tolerante. Después de estos días me he quedado impresionado de cómo una ciudad que ha sufrido tanto y que ha estado literalmente rota  se ha reinventado como un lugar abierto a todo y, en muchos aspectos, ejemplo de lo que deberían ser otras.
La manera más cómoda de hacer un resumen de lo que he visto es dividir la parte este de la oeste, tal y como hacía el muro hasta 1989 (y prácticamente todas las guías) pero empezaré estos tres o cuatro últimas entradas con el último lugar visitado de mi tour alemán antes de visitar Berlín y ese ha sido…
POTSDAM
Muy cerca de Berlín (hay una línea de tren que te lleva directo en más o menos media hora) es famosa, además de porque es donde se firmaron los acuerdos que establecieron lo que pasaría con el país durante 45 años, por ser una especie de Versalles a la alemana.

Dentro del Park Sanssouci  encontramos varios palacios (Nuevo, viejo, Orangerie…y otros tantos) que servían de residencia veraniega a la monarquía alemana del siglo XVIII. Los palacios son llamativos pero lo más espectacular son los fastuosos jardines que los rodean.  Similar, variando su tamaño, a los que podemos encontrar en otras partes de Europa (Versalles o La Granja) lo que más me ha gustado son las esculturas neoclásicas que pueblan el lugar. La mitología griega y romana me han parecido siempre algo fascinante por eso estas figuras representando a  Mercurio, Diana, Afrodita y los demás me gustan tanto.
Los palacios están bien y se pueden visitar previo pago. Son interesantes ejemplos de Rococó, el Nuevo es el que más me ha gustado y su visita, con impecable audio guía, me ha gustado bastante sobre todo porque no se trata de un lugar reconstruido ya que no sufrió apenas daños durante la gran guerra.
Además del parque hay otras cosas que ver en Potsdam, como el barrio holandés  o la residencia  Cecilienhof (donde se albergó la conferencia de postdam a la que hacía referencia al principio) pero yo….yo…yo es que tenía muchas muchas (pero muchas) ganas de…
Ya sabéis de que…

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