TOKIO viernes 21 de agosto de 2015
Ya llegamos al final de mi aventura Japonesa. Este es el último post dedicado al viaje puesto que el viernes 21 de agosto abandonamos Japón pero aún queda uno con pequeñas cosas y anécdotas se vinieron conmigo.
El último día ya no teníamos ningún tipo de programa, solo la condición de tener que estar en la puerta del hotel a las 19.00 para nuestro traslado al aeropuerto. Sin ningún tipo de stress, mucho más relajados, volvimos a Omotesando para hacer el mismo recorrido que habíamos hecho nuestra primera tarde en Tokio pero con la luz de día
Pasaeando más tranquilamente, la vi nuevamente como cualquier zona de alto standing europea con los retoques minímos para saber que estabas en Japón y no en París. Por cierto que los Japones conducen a la izquierda como los ingleses. Preguntamos sobre el tema y nos contaron que era algo relacionado con los Samurai y el lugar donde llevaban la espada aunque nosotros convinimos es que no había tanta leyenda sino que solo se trataba de influencia inglesa. Otra cosa curiosa de Japón es que no se puede fumar en la calle. Los bares y restaurantes están divididos por zonas pero si vas por la calle y quieres fumar tienes que ir a uno de los smoking points distribuidos por la ciudad. Me pareció muy curioso y ya no sé si es por imagen, por cuidar la salud publica o por la contaminación.
No me extraña que Omotesando sea el barrio favorito de muchos de los Europeos que visitan Japón. Una vez abandonas la avenida principal, las calles que la atraviesan están llenas de ese encanto que, por ejemplo, tiene la calle Jorge Juan de Madrid en su primer tramo. Era temprano, pero seguro que unas horas después las calles se llenarían de la mejor gente de la ciudad.
Volvimos a hacer el mismo recorrido que el primer día hasta llegar nuevamente a Shibuya donde vimos, por fin, la estatua dedicada a Hachiko, el perro fiel que esperaba a su dueño incluso años después de su muerte. La casualidad quiso, para alegría de todos los turistas apostados allí, que un gato eligiera echarse una siesta justo debajo del perro lo que nos dio la oportunidad de tomar una foto realmente curiosa.
En Shibuya ya guarde la cámara. Me limité a disfrutar del momento, a observar a los miles que cruzaban el cruce y cruzarlo yo también unas varias veces. Es todo lo contrario un lugar del planeta donde encontrar paz, pero incluso entre el bullicio puedes encontrar tu rincón para la reflexión o la tranquilidad. Entre las cosas que vimos por la zona está uno de los famosos hoteles capsulas o la importancia que los Japoneses aún dan al formato físico en música.
El edificio de Tower Records en una torre donde solo se vende música. No es como los centros comerciales de la cultura que conocemos en Europa, en este edificio de Tokio la protagonista absoluta es la música. Allí me encontré esto :
La edición japoneas de discos de La Casa Azul y de repente me sentí como super orgulloso de Elefant Records, de que una empresa española haya sido capaz de colocar el indie patrio en la otra parte del globo. También vi discos de los grandes de nuestro país y de otros artistas independientes con La Bien Querida. Una hora entera pasé allí dentro intentando buscar música japonesa, operas y ediciones exclusivas para el país. Una gozada para mi último día.
El resto del día los pasamos pateando la ciudad y haciendo las últimas compras antes de subir de partir al aeropuerto. La tarde iba perdiendo luz y todo se volvía más triste y más siendo viernes, es como cuando te vas de la fiesta antes de que empiece, pero tocaba volver a casa y el viaje iba a ser muy largo. Esta foto la tomé desde el autobús que nos llevaba al aeropuerto, donde nos despedimos de nuestros amigos pero sin ninguna tristeza porque ya teníamos el contacto para siempre.
Me hubiese gustado preguntar el nombre a cada Japones o Japonesa que se ha esforzado en ayudarnos, nos ha explicado que metro tomar, nos ha acompañado o nos ha sonreído. Todos ellos intentando explicarse en ingles para acabar, al descubrir que eramos españoles, chapurreando un «me gusta España » o un » mucho gusto». Si tuviese sus nombres los enumeraría para decirles, bien alto y desde este blog: ¡ARIGATO!
También a Josema y a todos los amigos que hemos conocido, a Elia y sus hijas, Elia y Sofía, a Ataulfo y Marisa, a Pedro, Sonia, Pilar y Javier, a Rose y Paco… a los 6 de 6, a la familia de 7…uff eran tantos, espero tener la suerte, se que a cuatro seguro, de volverlos a ver algún día.
Para acabar, este blog se llama las zapatillas de Maxi…y gracias les debo dar a mis Stan Smith por darme tanta comodidad este estupendo verano.