Cuando surgió la oportunidad de viajar a París, también lo hizo la siguiente conversación:
- ¿Cuándo es el concierto de Kylie?
- El viernes 9, ¿por?
- Es que el sábado 10 en la Ópera de Paris se representa L’Élixir D’Amour de Gaetano Donizetti
- Bueno, pero es una ópera que hemos visto varias veces
- Ya, pero la Adina es Lisette Oropesa…
- ¿¿¿QUÉ??? ¡¡¡¡Rompe la hucha que vamos para allá!!!
Y así fue, 2 años de hucha de R2D2 han dado para hacer un fin de semana fantástico, sin grandes fastos, McDonald’s, mejillones a 13,90 y nada de taxis, pero con dos eventos para recordar para siempre y es que la vida son experiencias.
Cuando el pasado julio el Teatro Real de Madrid cerró con Lucia de Lammermoor su temporada 17/18 lo hizo con un rotundo éxito. La magnífica ópera dramática de Gaetano Donizetti que cuenta la locura de una joven que es obligada a casarse, nos volvió, valga la redundancia, locos a todos por la interpretación de la soprano norteamericana Lisette Oropesa. Hasta utlizamos el hastag #locosconlucia aquellos que quedamos alucinados con su interpretación.París ofrecía una nueva oportunidad de verla y no la iba a desaprovechar. El Teatro de Ópera de la Bastilla es un edificio que se inauguró en 1989 para conmemorar el bicentenario de la revolución francesa, así lo leí en la placa que lo conmemora, y por fuera parece cualquier cosa menos un coliseo de música clásica.
Nada más salir del metro, con una salida justo debajo del edificio, nos encontramos con su entrada y tras pasar los controles de seguridad, la primera sorpresa: dos señores vendiendo programas como quien vende pescado en una pescadería, a gritos, un contraste con otros teatros que tratan el tema de manera más elegante. La segunda sorpresa era el sonido de grillos que suenan por el edificio, no dentro de la sala, en el tiempo de espera. Tengo que conocer a alguien que haya ido alguna vez para que me cuenta si también los oyó, y la tercera sorpresa fue el coste de la bebida. Una copita de cava que en Teatro Real está en los 5 euros (algo que ya me parece excesivo), está en 18 euros (habéis leído bien) en la Ópera de la Bastilla, también podemos encontrar unos sandwiches por unos muy económicos 16 euros. Si algún día vais, ya sabéis, os lleváis la bebida, un bocadillo de chopped y listo.

Si el edificio no me pareció un gran qué, el minimalismo de los 90 no aguanta bien el paso del tiempo, la sala me pareció impresionante, digna de uno de los teatros de ópera referencia en el mundo. Teatro que, por otra parte, arriesgar, arriesga poco. Antes de empezar la función, pude analizar el librito con la temporada y confirmé lo que ya había leído: que asumen pocos riesgos programando lo más famoso del repertorio, sin faltar ni una, pero ni una, de las grandes. Eso sí, al señor alemán de los anillos, las valquirias y los marineros holandeses que no saben dónde ir, no le conceden ni un ratito.

L’Élixir D’Amour del compositor italiano Gaetano Donizetti es una ópera cómica estrenada en 1832 que está ambientada en un pequeño pueblo italiando donde Nemorino, enamorado de la caprichosa Adina, cae en el engaño de Doctor Dulcamara que dice tener un elixir con el que conseguirá el favor de su amada. Es una historia cómica de tan solo un par de horas de duración que es una de las joyas del Bel canto italiano y contiene una de esas arias que siempre aparece en cualquier recopilatorio, Una Furtiva Lágrima.
Es la típica feel good opera, de esas que deja con muy buen sabor de boca a quien la disfruta pues además de una música exquisita, hay momentos realmente hilarantes, como la entrada en escena de Dulcamara o la reacción de las mujeres del pueblo ante la repentina fortuna de nuestro protagonista.
Otro aspecto importante de la obra es que aguanta casi cualquier montaje. La he visto en uno tradicional, en uno que simulaba un circo y hasta, de los mejores, en un chiringuito de playa. He visto alguno que incluso está ambientado en el oeste americano pero el que vi en la Bastilla me ha tocado la fibra. Con un gusto exquisito han situado la historia en una estampa típica del cine realista italiano de los 50, recuperando un montaje co-producido con el Covent Garden de Londres que fue estrenado en 2014. Todos los vídeos que acompañan esta entrada son de ese montaje bien en Londres, bien en Paris.
Con un aria tan famosa, el peso de la ópera recae en el tenor, pero mi interés en este montaje lo ponía ella, Lisette Oropesa, la soprano anti-diva. Se autodefine en Twitter como Opera singer, Marathoner, vegan, happy! y tiene que tener un community manager estupendo porque su actividad en la red social es frecuente y muy interesante. Tengo pocos seguidores en Twitter pero estoy emocionado con su respuesta de «muchas gracias» a un tweet mío el sábado pasado.
Su voz es tan potente que, a pesar del talento del tenor, ella fue la que se convirtió en la estrella de la noche y en la Reina de Paris. Va convenciendo allá a donde va, tiene solo 35 años y seguro que se convierte en una de las más grandes. Estoy deseando volver a verla en Madrid. Mientras eso suceda, puede seguir disfrutando de su voz gracias a YouTube.
Cuando se bajó el telón aplaudí con ganas una de esas noches que no olvidaré en la vida. La ópera, cuando has aprendido a disfrutarla, deja esas sensaciones cuando está tan bien representada como en la Opera Nacional de Paris. Me encantaría que se animaran a editar este montaje en DVD porque es una joya que merece la pena ser conservada.
Todas mis entradas de ópera tienen que acabar con la misma frase:
¡Viva la ópera!
Gracias por leerme.