El viernes 22 se estrenó una nueva película de Pedro Almodóvar y, como es habitual con cada una de sus nuevas cintas, he acudido a verla a uno de esos cines imprescindibles de Madrid, el Capitol en plena Gran Vía.

Soy seguidor de varios directores independientemente de quienes sean los intérpretes de sus películas. Me pasa con Tim Burton, Christopher Nolan, Quentin Tarantino, Alex de la Iglesia o Pedro Almodóvar. Con ellos, aunque a veces me cofunda, acudo al cine casi con fe ciega, con una seguridad total de que he hecho una buena elección, aunque no siempre sea así. Centrándonos en el manchego universal, La decepción de Los amantes pasajeros (2013) fue notoria. Una película que flojeaba en todos los sentidos y que me dejó un muy mal sabor de boca. Julieta (2016), la siguiente, es una película más discreta, pero me gustó mucho más y me reconcilió con el director después del bodrio del avión.

Gracias a una colección publicada por El País hace años y a mi afán de coleccionismo, puedo ver sus películas con cierta frecuencia y volver a enamorarme de personajes fantásticos y de un cuidado estético que son marca de la casa. Poco que añadir sobre Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988), una película que reviso cada cierto tiempo como hago con Tacones Lejanos (1991), Todo sobre mi Madre (1999), Hable con ella (2002), La mala educación (2004), La piel que habito (2011), ¡Átame! (1990) o una debilidad igual de vapuleada por la crítica que los amantes pasajeros: Kika (1993).
Además de los temas que toca en su obra, su tratamiento de la comedia y el melodrama, como ya he dicho, siempre me ha impactado el aspecto formal de sus películas. Hace muchos años me sorprendieron en Navidad con Los Archivos de Pedro Almodóvar, un libro de gran formato de Taschen, que repasaba su carrera hasta La piel que habito (2011), una película que gustó a muchos que hasta entonces no se habían fijado en el cine del director.

-Todo sobre mi Madrid. Un paseo por el Madrid de Almodóvar desde Pepi, Luci y Bom…hasta Julieta. Pedro Sánchez Castrejón. La Librería.
Otro interesante libro para seguir la obra del director es Todo sobre mi Madrid, donde Pedro Sánchez Castrejón (no, no es al actual presidente del Gobierno) nos propone un recorrido por la ciudad en la que se desarrollan la mayoría de sus películas. A película por capítulo, nos va contando los secretos y curiosidades de los lugares donde fueron rodadas. Un libro muy interesante para todos los que somos amantes del cine y de Madrid.
Dolor y Gloria es su última película y la expectación que ha creado es impropia de una cinta española. Hace unas semanas, su preestreno y la celebración posterior, fueron noticia y no han hecho más que incrementar las ganas de quienes esperábamos verla. Muchos medios han comentado que cierra una trilogía no buscada con La Ley del deseo (1987)y La mala educación (2004), y había mucho interés en comprobarlo.
Dolor y Gloria

Pedro Almodóvar, guion y dirección.
Antonio Banderas, Penélope Cruz, Julieta Serrano, Asier Etxeandia, Leonardo Sbaraglia.
1h 53m. 2019. España,
Escribo esto 24 horas después de ver la película y con casi todas las críticas ya publicadas. Los medios han volcado su atención en el director manchego y eso ha debido motivar el llenazo de la sala Capitol para verla.
Un director de cine en crisis se enfrenta a la revisión su trabajo y para ello debe reconstruir una relación que rompió en el pasado. Esto producirá un cambió en necesario para continuar, o no, viviendo. Un resumen de la vida de un director, impecable Antonio Banderas, y de las circunstancias que le han forjado a ser lo que es.
Asier Etxeandia es la relación por reconstruir, Penélope y Julieta, su fundamental madre en dos épocas de su vida, Leonardo Sbaraglia, un fantasma del pasado y Nora Navas, su fiel compañera. Me han encantado todos ellos, me han convencido y es un orgullo que nuestro cine pueda contar con intérpretes que nos den tanto. Cruz, Serrano y Etxeandia brillan especialmente en momentos que están dedicados a su lucimiento y que ninguno de los tres desaprovecha, devorando la pantalla.
El guion me parece original y pese a cierta falta de ritmo, según han ido pasando las horas, la película me gusta cada vez más. Me gusta su cuidada estética, la música de Alberto Iglesias, lo mordaz de algunos diálogos y el tema que plantea en cuanto a lo que somos y lo que eso significa. Sin ponerse en tono existencialista, toca un importante tema como es ese sentimiento, muy doloroso, de decepcionar a tus padres, a los que te rodean y quieren, por lo que eres, algo que no puedes evitar.
Veo, como todos han visto, una película autobiográfica de un director único y amado y odiado a partes iguales. Todo tratado con elegancia, buen gusto y sutileza, nada debería ofender, por tanto, ni a los que detestan al director. Me interesan sus referencias culturales y me estoy planteando volver a verla para pescar detalles, como saber quiénes son los asistentes al teatro donde Etxeandia hace un soberbio monologo, los cuadros que cuelgan de la casa del director o los libros que lee. Me encanta que en una de las escenas se mencione uno que tengo en casa y pendiente de leer…

Personalmente me creo a los personajes y veo mucha más gloria que dolor en la pasará a ser una de sus películas fundamentales de su abultada filongrafía. El cine donde la vi arrancó a aplaudir, algo poco frecuente, tras el fundido negro final y salí de allí francamente satisfecho y dándole vueltas a alguna de las memorables frases que de Madrid se dicen en la película. Definitivamente sí, merece un segundo visionado.
Ya estoy convenciendo a algunas personas que se quiten los prejuicios del cine español. Con solo una persona a la que no le gustase y que ahora acepte ver cosas tan estupendas como El Reino, El Autor, Handia, Carmen y Lola, La Librería o esta misma de Almodóvar, por poner ejemplos recientes, me daba por satisfecho. Parece que lo he logrado.
¡Qué viva el cine español!
One Reply to “Más gloria que dolor.”