Una de las sensaciones teatrales de la temporada en Madrid es ver a Carmen Maura, la mejor chica Almodóvar, sobre las tablas. Le expectación creada por La Golondrina, interpretada por ella y el atractivo Félix Gómez, era mucha y, a tenor por como está el teatro cuando vas a comprar entradas, parece que es justificada. (De este párrafo rectificaré dos cosas cuando acabe la entrada)
Un chico (Ramón) acude a una profesora de canto (Amelia) para que le ayude a interpretar una canción, La Golondrina, que quiere cantar en un homenaje para honrar a un familiar perdido. Ambos revelan como han vivido las pérdidas que han sufrido y la clase se convierte en un tour de force donde cada uno vaciará frente al otro sus sentimientos.
La Golondrina
De Guillem Clua. Dirección Jose María Mestres
Carmen Maura y Félix Gómez
La Zona producciones.
Teatro Infanta Isabel 12 de Marzo -5 de Mayo de 2019

He intentado resumir, sin revelar nada que pueda romper la capacidad de sorpresa, una obra de algo menos de hora y media que tiene como trasfondo el atentado que tuvo lugar en 2016 en una discoteca de ambiente en Florida. Una pieza sobre el amor, el dolor, la incomprensión y, porque no, la homofobia menos obvia, la que se realiza por omisión. Son dos personajes enfrentados que van cambiando sus roles según avanza la obra. Ramón entra tímido e inseguro y acabará dolido pero lleno de fuerza y seguridad y, sin embargo, Amelia pasará de controlar la situación a verse superada por una realidad que conocía, pero no quería aceptar.
La obra está dirigida por Josep María Mestres, muy popular director de teatro, y escrita por Guillem Clua del que no conocía absolutamente nada. Navegando por internet he visto que es un popular dramaturgo que logra estrenar sus obras en Argentina, Brasil, Rumania, Atenas…y no sé cómo serán el resto, estaré atento, pero con La Golondrina presenta un relato universal que debería ayudar a remover muchas conciencias. Los lugares comunes a los que nos lleva no afectan solamente al mundo homosexual, lo que nos propone con esta obra es reflexionar sobre todo los que nos queda por decir a alguien cuando ese alguien ya no está. Hay un momento en que se menciona lo que nos hace humanos, y no es otra cosa que el dolor por la perdida, el duelo que pasamos cuando alguien importante desaparece de nuestras vidas. Algo en lo que te quedas pensando cuando sales del teatro.
Me molesta la palabra melodrama por peyorativa. Yo la uso una barbaridad y bromeo mucho sobre el tema por eso me molesta que se considere a esta obra un melodrama cuando para mi es un drama sin paliativos, sin concesiones. Hasta los momentos de humor tiene un fondo dramático pues, aunque ayudan a rebajar la tensión, no elimina la tristeza del fondo de la cuestión. Una cuestión absolutamente personal, mi identificación con uno de los personajes, hizo que me irritasen las risas en algunos momentos en que, francamente, no los merecían. No sobra ni falta absolutamente nada y confieso que algunos momentos me parecieron tan duros que tenía que quitar los ojos del escenario. El relato de Clua es soberbio porque no es maniqueo, pese a que no estés de acuerdo en alguna de las posturas, te sientes próximo los dos personajes hasta cuando no comulgas con las ideas que presentan.

Sobre el personaje de Ramón tengo que fustigarme por los prejuicios. Tenía a Félix Gómez por el típico chico guapo de series de televisión con poco más que su apostura… ¡y cómo me gusta estar equivocado!. ¡Menudo pedazo de actor! No tenía la menor idea de lo bueno que era. Con una voz muy potente, podría trabajar en radio si quisiera, brinda una interpretación perfecta por creíble, que me dejó petrificado. Seguro que mucha gente conocía lo bueno que era, nunca es tarde para darme cuenta. Ahora triunfa en televisión con la serie La República, pero recomiendo a todos que no se pierdan la oportunidad de ver su trabajo en teatro. (Esta es la primera corrección del primer párrafo de este post, lo de atractivo sobraba, por reducir lo que probablemente él sabe que es, un actorazo.)
A Carmen Maura le queda poco que demostrar ¿No es una de nuestras mejores actrices? ¿Alguien lo duda después de ver Mujeres.., Ay Carmela, La Comunidad y tantas otras? ¿Por qué se la sigue reduciendo a chica Almodóvar si siempre, siempre, siempre ha sido mucho más? Nunca la había visto sobre un escenario y si ya estaba enamorado de ella, al volver a verla, he confirmado lo buena que es en todo lo que se propone. Es tan Madrid como La Cibeles y nunca estará lo suficientemente reconocida. Su Amelia es brutal y perfectamente reconocible en los miles de Amelias que existen en el mundo, esas madres que a pesar del amor no llegan nunca a comprender a sus hijos. Ojalá tuviera un vocabulario más rico para describir su trabajo. (Aquí viene la segunda corrección de mi primer párrafo, lo de chica Almodóvar le viene muy pequeño.)
Por cierto, que en sesión del domingo 7 de abril, cuando yo vi la obra, estaba entre el público el famoso director manchego que convirtió hace 30 años a Maura en Pepa. Sentado a unos metros de mí, me hubiese encantado felicitarlo por Dolor y Gloria y preguntarle sobre lo que acabábamos de ver. Me habría que tenido que secar las lagrimas que llenaban mi cara desde el minuto 40 de la representación. Unas chicas que estaban a mi lado, muy acarameladas las dos, me miraron y nos dijimos “Nos la hemos llorado entera”.
Recomiendo abiertamente, sin paliativos, sin justificaciones, sin esos “me ha gustado a mí, pero no sé si a vosotros”, que pilléis entradas para ver La Golondrina. No os vais (lo 4 gatos que entráis en este blog) a arrepentir. Estará hasta el 5 de mayo en Madrid pero luego habra gira nacional, así que estad atentos.
¡Qué viva el teatro!